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En la muerte del pintor bosnio Mersad Berber (1940-2012)

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Cuando en el otoño de 2008 el transeúnte visitó una pequeña galería de arte en Sarajevo, instalada precariamente por una pareja de franceses, éstos le mostraron reproducciones fotográficas de quienes consideraban los mejores artistas contemporáneos de Bosnia-Herzegovina. Entre ellas había delicadas acuarelas de paisajes idílicos, obras de factura clásica inspiradas en la vida tradicional del país durante la época otomana –que hubieran podido pasar muy bien por pinturas románticas–, atrevidas realizaciones vanguardistas en las que predominaban los colores intensos, algunas muestras de arte naif… Pero los ojos del transeúnte se fijaron sobre todo en unas pinturas y unos grabados que mostraban una personalidad propia y ponían de manifiesto mucho oficio.

Belleza.

Los jóvenes galeristas le dijeron que, de algún modo, actuaban como marchantes de los artistas del país, a falta de estructuras comerciales organizadas, y que podían ponerlo en contacto con cualquiera de aquellos creadores. Cuando el transeúnte se interesó por los precios de las obras, se dio cuenta de que lo habían confundido con algún adinerado coleccionista, pues hablaron de cifras que, para aquel entonces y en aquellas tierras, eran totalmente desproporcionadas. Sin embargo, volvió a ojear aquellas imágenes que lo habían fascinado por la equilibrada combinación de colores, la serena belleza de las mujeres representadas y la curiosa presencia en muchas de ellas de caballos; preguntó cuál era el nombre del artista, se lo dijeron, pero no tuvo la precaución de anotarlo: en cualquier caso, aquellas obras no estaban al alcance de su bolsillo.

Composición en gris

Flora el blanco I

Anteayer, 7 de octubre, murió precisamente el autor de aquellos cuadros, y al ver escrito su nombre le resultó lejanamente familiar a este transeúnte. Cuando lo introdujo en Google rememoró de inmediato aquel atardecer en Sarajevo: efectivamente, el nombre olvidado del artista era Mersad Berber, uno de los pintores figurativos más celebrados de la antigua Yugoslavia y de la actual Croacia, nacido en la localidad bosnia de Bosanski Petrovac, no lejos de la frontera croata, el 1 de enero de 1940, y últimamente figura prominente del arte bosnio, pese a residir en Zagreb desde 1992, cuando en su país estalló la guerra.

En rojo II

Ni siquiera se enteró este transeúnte de que pocos meses después, entre marzo y mayo de 2009, en el CaixaForum de Barcelona se presentó una exposición retrospectiva de su obra compuesta por sesenta pinturas, que luego se mostraría en Palma de Mallorca hasta octubre de aquel año. Pero no fue sólo esa la relación artística de Berber con España: en 2004 ya había presentado una exposición en el Centro Cultural Caixanova de Vigo; en 2005, otra en “El Claustre” de Girona; y en 2008 una tercera en la Galería Mada Primavesi de Madrid.

Mujeres de San Petersburgo

Le sorprende, pues, la noticia de su muerte en la capital croata a la edad de 72 años; y le sorprende, además, que fuera un artista internacionalmente reconocido, premiado en numerosos países y con obra integrada en algunas de las más prestigiosas colecciones del mundo, como la de la Tate Gallery de Londres. Por otra parte, desde la década de 1970 expuso en varias ciudades de Italia, Alemania y los Estados Unidos, y más tarde en Brasil, Egipto, la India, Indonesia, Japón, Turquía, los Emiratos Árabes, Rusia, Suiza, Bélgica, los Países Bajos y el Reino Unido, además de en su Yugoslavia natal, en Sarajevo y en la Croacia independiente.

Vista desde Dubrovnik I

Vista desde Dubrovnik IV

Berber se formó artísticamente en la Academia de Bellas Artes de Liubliana (Eslovenia, entonces integrada en la República Socialista Federativa de Yugoslavia) e inició su carrera pictórica como autor de obras historicistas, que recorrían la memoria de su país y de Croacia desde la Edad Media hasta el siglo XX, inspirándose estéticamente en algunos de los grandes pintores europeos de todas las épocas, muchos de los cuales han dejado huella en su estilo: Paolo Uccello, Van der Weyden, Durero, Rubens, Rembrandt, Vermeer, Velázquez… En ellas ya mostraba, sin embargo, su personalísima concepción de la pintura que, aunque fue evolucionando, se encuentra todavía en sus obras más recientes. Trabajó también como ilustrador de libros y creador de decorados teatrales en Liubliana, Zagreb, Sarajevo y Washington, e hizo incluso alguna incursión en el mundo de los dibujos animados.

Memoria de Bosnia I

La infanta Margarita en Sarajevo

Sin duda, sus extraordinarias condiciones para el dibujo fueron el secreto de la fascinación de las obras de Berber. Así lo hizo notar el célebre crítico de arte, poeta y escritor británico Edward Lucie-Smith: “Probablemente, lo primero que salta a la vista en la obra de  Mersad Berber es su asombrosa habilidad como dibujante. Berber dibuja con una fluidez y confianza que ya han desaparecido casi por completo en el arte de la Europa occidental y los Estados Unidos. Sus formas tienen una plenitud y solidez que pocos artistas son capaces ahora mismo de imitar”. Lucie-Smith resalta también, como segunda cualidad, su admirable capacidad para trabajar las texturas.

Perfil renacentista II

Quede aquí, pues, un recuerdo para un artista ilustre, con varias reproducciones de obras suyas recientes. Se pueden encontrar más datos biográficos suyos y una galería virtual de su obra en su página web oficial.


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¿Qué hay de cierto en el trasfondo de la caída de Nicolae Ceauşescu en Rumanía?

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Manifestantes rumanos en las calles de Bucarest el 22 de diciembre de 1989 
con la bandera nacional sin los símbolos comunistas. (Fuente: BBC News)


Penetrar en los entresijos de la historia siempre es tarea arriesgada, y si este transeúnte lo hace ahora, procura que sea cautamente, basándose en informaciones relativamente recientes que le parecen verosímiles con la perspectiva de más de veinticuatro años desde los acontecimientos relatados.

Lo último que leyó sobre el tema se debe al periodista italiano Luca Negri, quien en el periódico romano L’Occidentaleofrecía datos relevantes, de ser ciertos y estar contrastados, sobre la realidad de la denominada Revoluția română din 1989(‘Revolución rumana de 1989’) que estalló en la ciudad transilvana de Timişoara el 16 de diciembre de aquel año y concluyó con el vergonzoso juicio sumarísimo y la inmediata ejecución de Nicolae Ceaușescu y su esposa Elena en Târgovişte el 25 de diciembre, tras la huida de ambos del palacio presidencial de Bucarest tres días antes.

El helicóptero en el que huía 
el matrimonio Ceaușescu desde 
la sede del Comité Central del 
Partido Comunista Rumano 
(22 de diciembre de 1989).

Dice Negri que “en general, nos fiamos poco de las revoluciones que consiguen cambiar el régimen de un país […], pues deberían ser consideradas más bien golpes de Estado”. Aunque es cierto que, incitados por aquella inmensa manifestación popular del 16 de diciembre en Timişoara y los por líderes en la sombra que la organizaron, los habitantes de Bucarest salieron multitudinariamente a las calles y boicotearon un discurso del dictador, quien en un momento dado comprendió que sus veintidós años en el poder llegaban a su fin e intentó desesperadamente huir en helicóptero con su esposa; si bien la revuelta de Bucarest fue popular y supuso la expresión del odio de sus súbditos al Conducător(‘líder’ o ‘caudillo’), parece que algo se estaba cociendo entre bambalinas.

Sobre ello investigó a fondo durante dos décadas el periodista rumano Grigore Cartianu, quien en 2010 publicó el polémico y voluminoso libro Credeam că facem revoluţie, nu lovitură de stat (‘Creíamos que era una revolución, no un golpe de Estado’), en el que saca conclusiones que a este transeúnte le parecen interesantes.

Grigore Cartianu.

En opinión de Cartianu, después de aquella revuelta decisiva tuvo lugar una “contrarrevolución” todavía más sanguinaria (se calcula que durante la Revolución rumana hubo más de 1100 muertos) en la que estuvieron implicados numerosos exponentes del régimen comunista próximos a Moscú. Ceaușescu había plantado cara a la URSS –se había opuesto abiertamente a la intervención en Checoslovaquia, en 1968, por ejemplo– y pretendía que su régimen fuera independiente de las directrices soviéticas, lo cual lo convirtió en un déspota que, aunque despertara simpatías en Occidente, lo equiparaba en cierto modo, por su línea dura, a líderes intransigentes como el norcoreano Kim Il Sung.

En aquel mes de diciembre de 1989 la perestroikade Gorbachov empezaba a derrumbar el Telón de Acero y el muro de Berlín ya había caído. Poco antes, personalidades significadas de la política occidental habían rendido honores al Conducător, quien, rodeado de una “corte” fiel, alentaba a la perfección el culto a su personalidad y a la de su esposa Elena (quien, sin haber terminado siquiera los estudios primarios, acumulaba títulos científicos de varios países). Sin embargo, y en ese contexto, el presidente de los Estados Unidos, George Bush (padre), y Mijaíl Gorbachov urdieron –según Cartianu– una trama para hacer caer el régimen rumano: sutilmente, la Unión Soviética iba infiltrando tanto en el ejército de Rumanía como en la tristemente célebre Securitate–los temidos servicios secretos del partido comunista rumano– a muchos de sus agentes. ¡Cuesta creer la afirmación del periodista según la cual llegaron a entrar en el país, sin levantar sospechas, casi setenta mil agentes soviéticos!

A partir de tales interrogantes se podría deducir que los movimientos revolucionarios de diciembre de 1989 no fueron tan “espontáneos” como siempre se ha asegurado: el Kremlin, con el beneplácito de Washington, podría haber estado detrás de aquellos movimientos y habría hecho caer en una trampa (mortal, en este caso) a Nicolae Ceaușescu, ante la evidencia de que éste jamás se habría sumado a los grandes cambios que se preparaban en el panorama europeo.


Nicolae Ceaușescu y su esposa Elena tras su detención. (© AFP)



Ello no justifica, sin embargo, que el matrimonio Ceaușescu fuera literalmente linchado en un proceso muy poco judicial y muy confuso, y abatido a tiros como si de alimañas se tratara. Lo que ocurrió tras la Revolución rumana, hechos como los del 14 de junio de 1990, promovidos por los nuevos gobernantes “democráticos” de Rumanía para “calmar los ánimos” de la ciudadanía, demuestran que la situación no estaba controlada. Aquel día convencieron a veinte mil mineros de provincias para que llegaran a Bucarest, armados con barras de hierro, para atajar un supuesto “complot fascista”: durante dos días, aquellos hombres engañados sembraron el pánico en las calles de la capital del país agrediendo a opositores, periodistas y viandantes, creyendo que así colaboraban a asentar la democracia. No hicieron más que asentar en el poder a quienes se habían apoderado de él tras la caída del régimen sanguinario y desaforado del Conducător.


Otra imagen de la revolución: un grupo de manifestantes 
se ha apoderado de un carro de combate.  R. Sigheti/Reuters)


¿Qué hay de cierto en lo que explica Grigore Cartianu y se ha divulgado ampliamente en Rumanía desde que se publicó su libro (que ha inspirado otras obras sobre el tema)? Este transeúnte no juzga nada, se limita a explicar algo a lo que no parece que hayan prestado mucha atención los media occidentales. Nos quedamos con la sensación de que aún hoy, en Rumanía, las cosas parecen no estar muy claras.


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La Italia balcánica

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El león de San Marcos y escudos heráldicos en el borgo antico de Muggia.  
(Foto © Albert Lázaro-Tinaut)

El transeúnte no hablará de los territorios balcánicos que en diferentes épocas históricas pertenecieron a Italia, como es el caso de partes de Dalmacia, Istria, Albania o Grecia, sino de los dos municipios de la actual República Italiana que pertenecen, geográficamente, a la península Balcánica (por lo menos a criterio de numerosos geógrafos): Muggia y San Dorligo della Valle, en la provincia de Trieste.

Los límites de los Balcanes son objeto todavía, y desde al menos mediados del siglo XIX, de debate por parte de geógrafos de distintos países. El concepto Balcanes está sometido, además, a criterios políticos, no sólo geográficos. Así, desde el punto de vista de la geografía física incluyen los territorios situados al sur de los ríos Kupa, Sava y Danubio, a partir de la península de Istria, al oeste, hasta el delta del gran río europeo, en el mar Negro y en tierras rumanas, al este. Ello significaría que casi toda Rumanía quedaría fuera del espacio balcánico, lo mismo que el noreste de Croacia y la Voivodina serbia, mientras que sí serían balcánicas algunas zonas meridionales de Eslovenia y esos dos pequeños municipios italianos situados al sur del de Trieste. También pertenecería a los Balcanes la parte europea de Turquía.

Lo que serían los Balcanes desde el punto de vista de la geografía física.

Desde el punto de vista geopolítico, en cambio, quedaría excluida de los Balcanes toda la República de Eslovenia e incluida la totalidad de Rumanía, y algunos incluso considerarían balcánica (el transeúnte cree que erróneamente, en muchos sentidos) la isla de Chipre por su estrecha vinculación cultural a Grecia (¿deberían considerarse las islas adriáticas, jónicas y egeas parte de la península?). El geógrafo italiano Vittorio Vialli llegó a trazar una línea imaginaria que uniría Trieste con Odesa como teórico límite septentrional de la península Balcánica.

Los Balcanes desde el punto de vista político, con la línea 
imaginaria propuesta por Vittorio Vialli. [1]


Dejemos sin embargo este complejo tema para otra ocasión y centrémonos en los dos municipios italianos que muchos geógrafos coinciden en situar en Istria, es decir, formarían parte de los Balcanes físicamente hablando.


Muggia

El municipio de Muggia (en esloveno, Milje) ocupa una pequeña península que limita al noreste con Trieste, al este con San Dorligo, al sur con el municipio esloveno de Koper/Capodistria y al norte con el mar Adriático, al que se asoma. Con una población de poco más de 13.500 habitantes y una superficie de apenas 13,66 km2, tiene como núcleo central la población del mismo nombre, fundada entre los siglos VIII y VI antes de nuestra era como fortificación y conquistada por los romanos en la campaña de Istria (178-177 aC); éstos establecieron el Castrum Muglae, que daría origen al topónimo actual.

Tras haber estado sometida a Bizancio y Génova, en 1420 Muggia se integró en la República de Venecia, que le dio el esplendor de que goza actualmente. Más tarde, juntamente con Trieste y otros territorios, pasó a formar parte del Imperio austriaco, para quedar bajo administración italiana en 1918 e incorporarse definitivamente a Italia, después de la ocupación alemana durante la segunda guerra mundial y la internacionalización del territorio triestino, en 1954, tras la firma del Memorándum de Londres, ratificado por el Tratado de Osimo en 1975.

El castillo de Muggia desde el puerto.
(Foto © Albert Lázaro-Tinaut)

Compleja, pues, la historia de esta pequeña franja costera a la que se llega fácilmente y en pocos minutos desde Trieste en el autobús de la línea 20 (que inicia su recorrido en la Piazza della Libertà, junto a la estación ferroviaria triestina) o bien por mar, a bordo de una pequeña embarcación que cruza varias veces al día las aguas del denominado Vallone di Muggia. El transeúnte ha utilizado ambos medios de transporte y ha quedado sorprendido por la belleza del emplezamiento de la localidad de Muggia, con su bien conservado castillo (de 1374, propiedad actualmente del escultor local Villi Bossi, que en 1991 lo restauró totalmente) y su plaza principal, a la que se asoma la loggia del Ayuntamiento (de 1444), con su torre del reloj (añadida en 1888) y la catedral, de estilo gótico-renacentista, dedicada a los santos Juan y Pablo, consagrada  en 1263.


El Ayuntamiento de Muggia. (Foto © Albert Lázaro-Tinaut)


Detalle de la fachada 
de la Catedral.(Foto © Albert Lázaro-Tinaut)


Es muy característica, además, en Muggia la puerta medieval de la Portizza, dominada por una escultura en relieve del león de San Marcos, característico símbolo veneciano, a través de la cual se accede al borgo antico (el núcleo medieval), donde se encuentra también la puerta de San Rocco. Muchos son los edificios notables del barrio antiguo, algunos de ellos dotados de escudos nobiliarios y bellos balcones y ventanales. No se puede pasar por alto el convento de los Franciscanos, del siglo XIV, adosado a la basísica de San Francisco, con su campanario de quince metros, en la que es evidente la restauración de que fue objeto en 1958; sin embargo, vale la pena entrar en el templo para contemplar sus tesoros artísticos, desde el pesebre permanente hasta las pinturas de la Madonna che allatta il Bambino (del siglo XV) y la Madonna della Cintola (del XVII), pasando por el nicho que alberga una Piedadde yeso, fechada también en el siglo XV.


La Portizza. (Foto © Albert Lázaro-Tinaut)



Fachada de la basílica
de San Francisco. 
(Foto © Albert Lázaro-Tinaut)

Otra joya arquitectónica de Muggia es la basílica de Santa Maria Assunta (de estilo románico), cuyos orígenes se remontan probablemente al siglo V; aunque ampliado en épocas posteriores, este templo merece también una detenida visita, sobre todo para contemplar sus frescos. Su campanario, de diecisiete metros, ofrece unas vistas extraordinarias de la zona marítima, con Trieste al fondo.

Muggia resulta una localidad simpática, con el aspecto veneciano de casi todas las localidades de Istria y Dalmacia, que contrasta con la severidad austrohúngara de Trieste. Vale la pena acercarse al puerto, muy próximo al centro histórico, y comer pescado recién sacado de las redes en la Cooperativa de Pescadores local, que dispone de un sencillo pero excelente restaurante dotado de una amplia terraza sobre el muelle (denominado Largo Sauro Nazario). Hasta allí llega no sólo la brisa del Adriático, sino el agradable olor marino mezclado con el del pescado que se fríe en la misma terraza. El transeúnte guarda un extraordinario recuerdo de aquella experiencia gastronómica, regada con vino de la región, que, además, resultó muy barata.


El puerto y el barrio marítimo de Muggia desde la terraza
de la Cooperativa de Pescadores.
(Foto © Albert Lázaro-Tinaut)

Si se pasa el día en Muggia queda tiempo para visitar su Museo Arqueológico, en el que no debe esperarse encontrar piezas sorprendentes pero sí una cantidad de grabados, mapas y fotografías que permiten recorrer visualmente la historia del municipio; además, desde el segundo piso se pueden contemplar las excavaciones del monte Castellier, los restos más antiguos que se conservan del lugar.


El Vallone di Muggia desde el puerto de la localidad. Al fondo, Trieste.  (Foto © Albert Lázaro-Tinaut)


San Dorligo della Valle

Este municipio de 24,51 km2 (cuyo nombre en esloveno es Dolina, oficial también en italiano hasta 1923), limítrofe con el de Muggia, cuenta con apenas 6000 habitantes y es menos espectacular que el anterior, sobre todo porque está algo alejado del mar, aunque cuenta con interesantes formaciones rocosas, entre las que destacan la reserva natural de la Val Rosandra (en esloveno, Dolina Glinščice), con sus cascadas y escarpadas laderas, y la gruta de Gualtiero, descubierta en 1991. Es, sin duda, un lugar de interés para los amantes de la geología, al igual que todo el Carso, del que San Dorlingo es una estribación. Abundan en este municipio, además de numerosos cursos de agua, las fuentes naturales, por lo que es también un lugar propicio y recomendable para las excursiones montañeras.


Una de las cascadas de
la Val Rosandra.

(Foto © Nicholas-G / flickr)




           














                                                                                  La gruta de Gualtiero.

(Fuente: Percorsi in provincia di Trieste)

Sólo una parte del municipio, la más meridional, pertenece realmente a la península Balcánica, de modo que algún que otro geógrafo lo excluye de la misma.

En la localidad de San Dorlingo destacan la iglesia parroquial, con su airoso campanario, y los templos de San Giuseppe della Chiusa, de 1645 (desde cuyas torres, levantadas en 1750, se puede admirar gran parte de la Val Rosandra); el de San Bartolomeo, en la frazionede Caresana, y el de San Antonio, del siglo XVII, en la de Prebenico, ambas también con esbeltos campanarios. Merece la pena, además, visitar el pueblecito (frazione) de San Antonio in Bosco, situado en un bello paraje natural.


San Dorlingo della Valle.
(Fuente: Avistrieste)

Hoy en día son pocos quienes discuten la pertenencia de estos municipios a las tierras balcánicas, pese a encontrarse a escasísimos kilómetros de la urbe de Trieste, que queda claramente fuera de los Balcanes. Cuando se menciona esta península no suele tenerse en cuenta que una pequeñísima parte de ella se encuentra en territorio italiano…, aunque no ha de sorprendernos, por ejemplo, que en la librería principal de Muggia todavía se reivindique como italiana toda la península de Istria: aún es reciente, sobre todo para los habitantes de más edad, la dolorosa pérdida para Italia, derrotada en la segunda guerra mundial, de territorios que actualmente pertenecen a Eslovenia y Croacia.


El pueblo de San Antonio in Bosco, en el municipio
de San Dorlingo della Valle.
(Fuente: Working People)

[1] En este mapa, bastante mal diseñado, habría que añadir las fronteras políticas de Montenegro y Kosovo y, por supuesto, habría que excluir de él a Eslovenia, cuyo nombre aparece sobre el mapa de Austria.

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Zhivka Baltadzhieva y su apremiante intento de huir a la realidad

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Sentada en un banco en la sombra, / en la plaza empedrada 
de la iglesia de San Demetrio, / en Sliven, mi ciudad...

Nacida en Sofía (Bulgaria) en septiembre de 1947, Zhivka Baltadzhieva reside en Madrid desde hace unos cuantos años. Su infancia, que transcurrió en la ciudad de Sliven, en la Bulgaria central, no se libró de aquella terrible postguerra en la que Stalin dictaba su trágica y sanguinaria ley a los pueblos que quedaron sometidos a la influencia de la Unión Soviética: mucho se habla del Gulag en el interior de la URSS, pero muy poco se conoce todavía en el “Occidente burgués” de la brutal represión que se ejerció en otros países, como Bulgaria, Rumanía o Albania. Ella vivió ese terror en su propia familia y creció con el dolor y la terrible impotencia ante la separación de su padre, juzgado por el llamado Tribunal del Pueblo, encarcelado e internado sucesivamente en campos de trabajos forzados entre 1947 y 1974 por el régimen del todopoderoso Gueorgui Dimitrov, a quien en 1954 (tras un breve mandato del también estalinista Valko Chervenkov) sucedería como líder supremo de la entonces República Popular de Bulgaria Todor Zhivkov, cargo en el que se mantendría hasta la caída del régimen comunista, en 1989.

Después de licenciarse en Filología Búlgara y Rusa en la Universidad Sveti Kliment Ohridski de Sofía, y tras un largo periplo vital, Baltadzhieva llegó a España en 1990 y se doctoró en Filología Eslava y Lingüística Indoeuropea en la Universidad Complutense de Madrid, donde ejercería la docencia hasta su jubilación. Mientras tanto escribió varios libros de poesía, en búlgaro y en español: Plexo solar, Iluminación diurna, Poema ajeno, Pequeño poema extranjero, Al final del bosque verde, Mitologías apátridas, Nunca…; tradujo al español a algunos autores búlgaros, como Hristo Botev, Blaga Dimitrova o Antón Donchev, y al búlgaro la mayor parte de los poemas de Federico García Lorca, así como sus Comedias imposibles.

Edificio histórico de la Universidad Sveti Kliment Ohridski de Sofía.

Fuga a lo real

Hace poco, Zhivka Baltadzhieva publicaba en Facebook una cita de Viktor Gómez Valentinos:

“Las matemáticas y la poesía superan las expectativas de la razón pues muestran la verdad. No toda la verdad, pero a menudo los precisos fragmentos para la justicia sobre lo cotidiano y la memoria de lo suficiente. Esto es posible sólo desde su incuestionable autonomía y no servidumbre a ninguna presión de poder, a ningún supuesto o a priori, pues lo real acontece en cada momento como un relámpago en un lugar distinto, sin pre-aviso, sin intención otra que transmitir una información a quienes sepan observar.”

No es una cita casual, puesto que responde perfectamente a la concepción que ella tiene de la poesía, en la que la ciencia está muy presente. Y ejemplos de ello los encontramos permanentemente en su magnífico poemario bilingüe (español y búlgaro) Fuga a lo real / Бягство в реалността.

No es la poesía de Zhivka Baltadzhieva una poesía intelectual (pese a que lo intelectual está en su trasfondo); alguien ha encontrado en esa poesía, atípica en la tradición literaria búlgara, una forma de expresión muy personal que fusiona lo hondo del Yo con el infinito, una voz lírica turbada y perturbadora donde los múltiples cambios operados en el significado de la palabra representan la metamorfosis desde su propio interior, un mundo que cambia de signo. Tampoco es, aunque pueda aparentarlo, una poesía de lo cotidiano, de la experiencia, aunque la experiencia recorra sus páginas. Se trata de una poesía difícilmente clasificable, entrañablemente personal, si se puede entender ese adverbio en el sentido de la introspección, pero también de la capacidad de transmitir, a menudo con un lenguaje carente de toda pretensión, unos sentimientos profundos que llegan al lector como las notas de una sonata de Bach –ella misma confiesa que Bach está en los orígenes de su sensibilidad poética–, trágica aunque melodiosa.

Ello no impide que algunos poemas nos impresionen por su cruda sinceridad, como el que abre el libro:

¿Cuántas voces son necesarias
para no entender el mundo?
¿Cuántas voces inflamadas?
¿Cuántas cuerdas vocales rotas?
¿Cuántas palabras prefabricadas?
 

Para no entender.
Quedarse perplejo o indolente.
Salir del cuarto de estar. 

Salir.

Toda una declaración de intenciones, sin duda. 
Pero, a la vez, la crudeza de algunos versos se reemplaza por otros llenos de ternura, fruto de esa introspección desde la que siempre observa y está atenta al día a día: “Florecen en primavera en mi calle lejana / los tilos. Conmueven el aire” (¡cuánta nostalgia contiene aquí la palabra lejana!); o bien “Este año las golondrinas llegan diez días antes”.

Sin embargo, no hemos de dejarnos engañar por tales expresiones líricas, ya que si juzgáramos la poesía de Zhivka Baltadzhieva a través de ellas cometeríamos un grave error: sus composiciones son, sobre todo, críticas, a veces parecen incluso mazazos contra las injusticias, pasadas y presentes, de nuestra sociedad. Porque tras esas golondrinas que se adelantan en el calendario primaveral (en el poema “Protocolo de Kyoto”) encontramos unos versos estremecedores: “En las laderas de la Cornisa Cantábrica / los urogallos se muestran dóciles, luego obscenos te piden caricias / y encolerizados te persiguen. / Hembras de moluscos con pene y ballenas macho con útero y ovarios / vienen a suicidarse a las orillas de nuestras playas. / Las cigüeñas no migran. Migran los bosques. ¿O marchan furiosos? / No hay ni charco / para lavarse las manos”. Estamos, pues, ante un doloroso poema de denuncia, y no es el único.



Araña-ardilla (montaje 
fotográfico de Ken Newquist).

(Fuente: The Secret Lair)

Quizá entre lo más recurrente en este libro estén las alusiones a la literatura y la mitología clásicas, explícitas o intuidas: Homero, Ovidio, Dante, la Biblia…, como referentes literarios; y Ulises, Orfeo y Eurídice, Casandra, Aquiles, como representantes de ese mito. El mito es utilizado también para referirse a los progresos de la ciencia, a la conquista del Espacio (“Cabo Cañaveral, abril, 2001. / Odisseo parte a las cuatro de la mañana / a través del Universo plano / un parámetro / entre otros / del eje espacio – tiempo”). Homenajea, además, Zhivka a otros poetas y escritores que ella admira: su compatriota Hristo Botev (el gran romántico y revolucionario búlgaro del siglo XIX), Miguel Hernández, y también, entre líneas, a Lorca, Rimbaud, Shakespeare, Goethe, Gógol, Marina Tzvetáieva, Dostoievski, Dimcho Debeliánov (otro notable poeta búlgaro); a músicos como Bach  o Mozart; a artistas insignes como Miguel Ángel, Leonardo o Goya.


El poeta y revolucionario búlgaro 
Hristo Botev (1848-1876).



Y como gran telón de fondo, un motivo bajo el que seguramente se reúne lo mejor, o lo más íntimo, de la poesía de Zhivka Baltadzhieva: la nostalgia, los recuerdos imperecederos de su país (“Aquí estoy. Eternamente es dos de junio. / Tres horas tan sólo / y estoy en Kalofer”, o “Sentada en un banco en la sombra, / en la plaza empedrada de la iglesia de San Demetrio, / en Sliven, mi ciudad, mi paisaje genético…”); nostalgia representada sobre todo por uno de sus mejores poemas: “Breve historia búlgara”.

El transeúnte deja para el final lo que dice Ángel Guinda en el prólogo del libro: “El poeta francés del XIX Sully Prudhomme afirmaba que ‘la poesía es un dolor’. La poesía de Zhivka es hija del dolor. Pero no del dolor estéril, por destructivo; sino del dolor fértil, por edificante: ese dolor que convierte la existencia en una resistencia activa contra la adversidad, nunca en una claudicación”. Difícilmente se puede resumir mejor este poemario de Zhivka Baltadzhieva, del que el transeúnte se ha limitado a dar unas pinceladas descriptivas y orientativas. Quienes, para acabar de animarse a comprar el libro, deseen leer algunos de los poemas que contiene, pueden encontrarlos en la plaquette de la colección Carmina in minima re, reproducida en el blog de la misma, a la que se accede desde aquí.


Albert Lázaro-Tinaut


Zhivka Baltadzhieva,

Zhivka Baltadzhieva: Fuga a lo real / Бягство в реалността
Prólogo de Ángel Guinda
Ediciiones Amargord, Madrid, 2012. 168 páginas.


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Samuele Arba, un escritor y cantautor comprometido, sardo y plurilingüe

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Nacido en la población de Silius, muy próxima a Cagliari (la capital de Cerdeña), en 1978, Samuele Arba reside en Tarragona desde el año 2005 y se considera, sobre todo, escritor. También se considera un nómada –como, dice, lo ha sido la humanidad durante milenios–, que ha vivido en Italia e Inglaterra y ahora se encuentra, no sabe si circunstancialmente (pero desde hace ya unos cuantos años), en tierras catalanas con su compañera, la argentina Denise Guerschanik,excelente intérprete de flauta travesera y productora de los proyectos musicales de Samuele.

Es un escritor que no oculta los orígenes de su inspiración, los nombres en los que se ha apoyado: Charles Bukowski, James Douglas Morrison, Giorgio Gaber y, sobre todo, el inconmensurable cantautor genovés Fabrizio De André. Pero además es cantautor y poeta, con cuatro libros en su haber, tres en italiano: Riflessioni sul fardello che ci portiamo addosso (‘Reflexiones sobre el fardo que llevamos a cuestas’, 2010), Viaggio in me stesso(‘Viaje en mí mismo’, 2010) y Storie di(‘Historias de’, 2012); y uno en catalán: Dies estranys (‘Días extraños’, 2011).

Fabrizio De André.



En sus canciones, Samuele Arba utiliza indistintamente el italiano,el sardo, el catalán y el español; lenguas en las que se comunica perfectamente y que forman parte de su “fardo” de viajero nómada, para quien las fronteras políticas no son otra cosa que meras líneas imaginarias trazadas en los mapas y las lingüísticas, simplemente no existen.

Hay que decir, además, que recientemente ha añadido a sus facetas expresivas, la del teatro: próximamente estrenará un espectáculo de Teatro-Canción con el título Yo soy Yo, en que combina canciones con monólogos, y en el cual el protagonista es un parado que, frente a la desesperación, en un diálogo consigo mismo se pregunta por el sentido de la vida, y llega a la conclusión de que la única salida que le queda al ser humano es el amor, un amor universal e incondicional que no tiene por qué ser una utopía.

En 2007 Samuele formó su primera banda en Tarragona, I Liberi (‘Los Libres’), con Denise Guerschanik, Jorge Montanares y Pablo Vidal, y grabaron la maqueta Una persona cualquiera. Al año siguiente se les unió Xavier Martin.

La banda I Liberi.

Dos años más tarde editaron el disco Es lo que hay, que se presentó en Tarragona, Reus y Barcelona. Para presentar este disco fue ideado el espectáculo El viaje, en el que Samuele da voz a un marinero que quiere cantar en las lenguas que ha aprendido a lo largo de su vida de navegante: italiano, sardo, español, catalán, genovés y alguerés [1], y que fue inspirado por el disco Crêuza de Mä de Fabrizio De André.

En 2012, Samuele Arba ofreció un concierto de canciones en alguerés con motivo de las jornadas “Tarragona i l’Alguer som gemel·los”, que se celebraron en conmemoración del cuadragésimo aniversario del hermanamiento entre ambas ciudades.

El transeúnte sólo ha mencionado de pasada los discos editados por Samuele Arba: Una persona cualquiera (2008) y Es lo que hay (2011), sobre los que se encuentra información detallada clicando aquí. A ambos se añade ahora una nueva grabación en la que ha trabajado intensamente: Por encima de las palabras. En este disco presenta diez canciones inéditas en sardo, italiano, catalán, español y alguerés, más dos bonus tracks: la adaptación al español del tema “Il conformista”, de Giorgio Gaber, y una versión personal de “La vida nostra”, del cantautor alguerés Pino Piras, cantada junto a Joan Isaac, uno de los músicos catalanes más relevantes.

Cubierta del disco
Por encima de las palabras.


















Samuele Arba es un intérprete en alza, una promesa y un cantante comprometido socialmente, portador de un nuevo estilo en el género, que resulta próximo al público italiano pero sorprende al de nuestro país. Como ejemplo de su labor, podéis acceder, pinchando aquí, al vídeo de una de las canciones de este último disco.

Sin duda, un intérprete imprescindible y todavía poco conocido para los amantes de la buena música inspirada en la poesía y la denuncia social, heredera de la chanson francesa del siglo XX (Brassens, Brel, Léo Ferré, Charles Trenet, la mítica Edith Piaf…), que tuvo a sus grandes intérpretes también en Italia (entre los que sobresalen Fabrizio De André y Giorgio Gaber)  y a la que no fue ajena, en buena parte, la Nova Cançócatalana: Ovidi Montllores otro de los grandes referentes de Arba.

Además de haber colaborado en varias recopilaciones literarias, Samuele Arba ha obtenido algunos premios. Podéis saber más sobre él a través de su web personal.




[1] El alguerés es una variante dialectal del catalán hablada por unas diez mil personas en la ciudad sarda de Alghero (l’Alguer, en catalán) y su comarca, en el noroeste de Cerdeña, que fue repoblada por catalanes en el siglo XIV tras la expulsión de la población autóctona sarda. La UNESCO la considera una lengua en peligro de extinción, pese a su reconocimiento oficial por el Estado italiano y los esfuerzos que se han hecho en los últimos años para preservarla. Para más información clicad aquí.

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El matriarcado, ¿mito o realidad?

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La sociedad matrilineal (transmisión del linaje por vía materna) es vigente todavía entre los minangkabau, habitantes de Sumatra occidental (Indonesia).
(Fuente: Sexisme et Sciences humaines)


Aparentemente, las sociedades dominadas por las mujeres no han existido jamás. Es curioso que fuera un jurista y antropólogo suizo del siglo XIX, Johann Jakob Bachofen (1815-1887), quien divulgara con convencimiento el mito prehistórico de la Gran Diosa que, según él, habría dominado a  la humanidad en tiempos remotos.

Profesor especializado en Derecho romano, Bachofen no podía ser considerado un feminista, puesto que probablemente ni siquiera conocía la palabra feminismo[1]. Es dudoso, además, que hubiera oído hablar de aquellas militantes que desde la década de 1830 reivindicaban el amor libre y la independencia de la mujer. Sin embargo, fue precisamente en aquel momento cuando centenares de mujeres francesas, inglesas, alemanas o estadounidenses multiplicaban sus reivindicaciones.

Johann Jakob Bachofen.


Ajeno a todo ello, el jurista helvético imaginaba que las sociedades humanas conocieron un período prehistórico (es decir, muy primario en cuanto a desarrollo) durante el cual el poder estaba en manos femeninas. Pese a que no utilizó en ningún momento la palabra matriarcado, a Bachofen se le considera el creador de ese concepto al explicar su teoría de dominación femenina en un estado de barbarie y promiscuidad sexual absolutas.

En aquella forma de sociedad casi animal, que habría que situar en los inicios de la evolución del género humano, debería ser imposible saber quién era el padre de cada niño o niña. Los hombres, por su parte, sentirían atracción hacia la mujer no sólo desde el punto de vista sexual, sino también como una forma de protección maternal. ¡Quién sabe!

“En las capas más profundas y más oscuras del ser humano”, escribió Bachofen, “el amor que relaciona a la madre con el fruto de sus entrañas representa un punto de luz, la única claridad en las tinieblas morales, la única alegría en la más profunda de las miserias. […] La relación que inaugura el proceso civilizador de la humanidad, que da forma a la parte más noble del ser, es la magia de la maternidad.” Lírico, inspirado, Bachofen afirma que al principio la Madre fue concebida como una diosa universal y arcaica. En el estadio inicial del “telurismo ctónico” [2] reinaba únicamente la materia, según el jurista suizo, y la tierra tenía unos poderosos senos: los humanos todavía no eran conscientes de su naturaleza, espiritualmente hablando.

Vulvas grabadas durante el Paleolítico
en la cueva de La Ferrassie
(Périgord, Francia).


Encontramos también esta afirmación en los textos de Bachofen: “La relación íntima con el padre exige un grado de desarrollo moral muy superior al amor materno”. La mujer, pues, según él, permanece ante todo vinculada al lodo, a la sangre, al desorden, al caos primordial y al turbio misterio de los deseos.

En una de sus obras, la monumental Das Mutterrecht: eine Untersuchung über die Gynaikokratie der alten Welt nach ihrer religiösen und rechtlichen Natur (‘El derecho maternal. Investigación sobre la ginecocracia de la Antigüedad en su naturaleza religiosa y jurídica’), de 1861, Bachofen expresa con claridad su punto de vista: sería una regresión volver atrás, a los tiempos en que las mujeres tenían todo el poder, ya que cualquier referencia a la historia de las civilizaciones debe tener en cuenta la primacía ontológica y cronológica, que conlleva el hecho de que las mujeres vayan quedando, a los ojos de las nuevas sociedades, como seres “elementales”, incluso impuros e incapaces de elevar el espíritu. El cambio de mentalidad, pues, fue lento, se peodujo paulatinamente.


Imagen de la Gran Madre mediterránea,
hallada en Çatal Hüyük (Anatolia).


Cuando se publica, el mencionado libro de Bachofen conoce un éxito extraordinario, hasta el punto de que Walter Benjamin llega a equipararlo, históricamente, a El capital de Marx y a El origen de las especies de Darwin. La obra se convirtió en fuente de inspiración para numerosos artistas e investigadores, y puso de moda hablar de una época originaria y a la vez caótica y primitiva en la que únicamente reinaba la Madre. Algunos arqueólogos llegaron a encontrar rastros de aquella oscura época en restos de cadáveres con el cráneo extrañamente hundido: ¿acaso cuando las mujeres ejercían el poder tenían lugar sacrificios humanos? Los hombres eran enterrados en turberas y en posición fetal: ¿significaba eso que eran ofrendas a la Gran Diosa?


La denominada Venus de Laussel, de unos
250 siglos de antigüedad, 
hallada en Francia
en 1911, se caracteriza por el cuerno que
sujeta 
con su mano derecha (¿símbolo de poder?).


La teoría de Bachofen llegó a inquietar a los antifeministas, que no daban crédito a sus ojos cuando veían cómo las sufragistas reclamaban su derecho a votar. “Si se hace caso de tales patrañas volveremos a los tiempos de las Amazonas, cuando las mujeres asesinaban a sus propios hijos…”, llegó a afirmar alguno.

¿Existió tal matriarcado o es solamente fruto de un mito creado por Bachofen y sus seguidores? De hecho, no existen pruebas tangibles de sociedades dominadas por mujeres, pero bien es cierto que son escasísimos los elementos de la prehistoria sobre los que basarse. La ginecocracia, para la mayoría de los especialistas, no es más que el sueño febril de un indocumentado. Sin embargo, ilustres arqueólogas como la lituana Marija Gimbutas (1921-1994) afirmaron que las estatuillas cretenses que representan mujeres con los senos desnudos y blanden serpientes, lo mismo que las abundantísimas Venus del paleolítico, podrían muy bien ser pruebas de la existencia de un culto a la Gran Diosa: Gimbutas habla de una cultura gilánica [3] comparable en cierto modo al paraíso terrenal, una era de paz y serenidad que fue destruida por las invasiones indoeuropeas, violentas y misóginas.


La antigua cultura cretense dejó muchas
estatuillas como esta de mujeres
en actitud dominante.


Dilucidar sobre cuestiones desconocidas que sólo pueden dar lugar a hipótesis es algo muy arriesgado. Sin embargo, algunos textos antiguos recogen la idea del matriarcado. Este fragmento de El asno de oro, del escritor latino Apuleyo (125-180), es un ejemplo:

“Yo soy la madre natural de todas las cosas, señora y guía de todos los elementos, progenie primera de los mundos, la primera entre las potencias divinas, reina del infierno, señora de los que moran en los cielos, en mis rasgos se conjugan los de todos los dioses y diosas. Dispongo a mi voluntad de los planetas del cielo, de los saludables vientos de los mares y de los luctuosos silencios del mundo inferior; mi nombre, mi divinidad es adorada en el mundo entero bajo formas diversas, con distintos ritos y por nombres sin cuento. Los frigios, los primeros en nacer de todos los hombres, me llaman madre de los dioses de Pesinunte; los atenienses, nacidos de su propio suelo, Minerva Cecropiana; los chipriotas, a los que baña el mar, Venus Pafiana; los cretenses, portadores de flechas, Diana Dictrina; los sicilianos, que hablan tres lenguas, Proserpina Infernal; los habitantes de Eleusis, su antigua diosa Ceres […], y los egipcios, buenos conocedores de todo el saber antiguo y que me adoran con sus ritos peculiares, me invocan por mi nombre vedadero: Reina Isis.”
Albert Lázaro-Tinaut



Isis, según una representación artística del antiguo Egipto.


[1] Se afirma que el término feminismofue empleado por primera vez por Alexandre Dumas en su obra L’homme-femme, de 1872: “Las feministas–ese neologismo– dicen: Todo el mal procede de que no se quiere reconocer que la mujer es igual que el hombre, que deben dársele la misma educación y los mismos derechos que a un hombre”.
[2] Referencia mitológica a los dioses o espíritus del inframundo, por oposicion a las deidades celestes. Procede de la expresión griega χθόνιος khthónios, que viene a significar “perteneciente a la tierra” en el sentido del interior del suelo, y se aplica sobre todo a la prehistoria, y más concretamente a las creencias atávicas del este del Mediterráneo.
[3] Término utilizado la antropóloga y activista social austriaca Riane Eisler (Viena, 1937) para referirse a la superación del patriarcado mediante la construcción de una relación igualitaria entre hombres y mujeres; es decir, al paso de un modelo más “solidario”.

(Este artículo se basa parcialmente en otro más largo y preciso firmado por Agnès Giard y publicado en el diario francés Libération el 18 de octubre de 2012.)


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¿Qué utilidad tiene la presidencia rotatoria de la Unión Europea?

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En tiempos de vacas gordas son posibles muchas cosas, aunque no resulten realmente imprescindibles. Por ejemplo, la institución y el mantenimiento de la presidencia rotatoria de la Unión Europea.

Esta práctica, considerada oficialmente un órgano interno del Consejo de la UE y una responsabilidad institucional, funciona desde 1958; en efecto, entre enero y junio de aquel año Bélgica ejerció la primera presidencia semestral del entonces Mercado Común Europeo, costumbre que se mantiene hasta nuestros días y a la que se han ido incorporando los Estados que pasaban a formar parte de la Unión. Cuando esto se publica, ostenta la presidencia Irlanda, que el próximo 1 de julio pasará el relevo a Lituania.

Imagen coloreada de la firma en Roma del Tratado del Mercado Común
Europeo (25 de marzo de 1957), germen de la actual Unión Europea.

¿Cuál es el papel del Estado que preside durante medio año la UE? Fundamentalmente, organizar y presidir las reuniones del Consejo y resolver los problemas que se presenten en la práctica, con el asesoramiento (o la “asistencia”, según la terminología comunitaria) de un secretario general que suele ser ciudadano de otro país, no del que preside el Consejo.

El transeúnte no se perderá aquí en cuestiones administrativas y legales que forman parte de la enorme maquinaria burocrática de la carísima institución supranacional. Sólo añadirá que por una decisión adoptada en el Acta Final del Tratado de Lisboa (2007), tres años más tarde entraron en vigor unas nuevas reglas que establecían un sistema de colaboración entre tres presidencias consecutivas para formular un programa de trabajo a más largo plazo.

Sede la Comisión Europea, en Bruselas.

Lego en materia jurídica europea, el transeúnte considera que no están los tiempos para gastos probablemente suprimibles, sobre todo desde que el 1 de enero de 2010 empezó a ejercer como primer presidente del Consejo Europeo el hasta entonces jefe del ejecutivo belga Herman A. Van Rompuy. ¿Es realmente necesario que exista, de hecho, esa doble presidencia: la del señor Van Rompuy  y la del representante del Estado miembro que ejerce la presidencia de turno? ¿No sería suficiente la presidencia única, poniendo a su disposición no sólo las tareas de los comisarios, sino también las del Parlamento Europeo, con 754 diputados representantes de todos los Estados miembros?

Sede del Parlamento Europeo, en Estrasburgo.

La UE, con sus contradicciones, sus luchas partidistas internas y su desmedida burocracia (que incluye traductores e intérpretes de y a cada una de las lenguas de los Estados miembros, además de una importantísima legión de funcionarios que viajan constantemente y se instalan en costosos alojamientos) cuesta muchísimo dinero a los contribuyentes. En este sentido, el diario letón NeatkarīgāRīta Avīzesdenunciaba el pasado 10 de junio que cuando a Letonia le corresponda asumir la presidencia rotatoria (prevista para el primer semestre de 2015), el país gastará en seis meses unos setenta millones de lats (alrededor de cien millones de euros al cambio actual). [1]

En un breve pero concienzudo análisis, quien firma el artículo (el periodista Juris Paiders) se pregunta, no sin cierta ironía, si Letonia contribuirá acaso a cambiar las cosas en la Unión, y dice que con ese dinero su pequeño país podría prestar una ayuda muy necesaria a los agricultores, construir una nueva biblioteca nacional, salvar a alguna gran empresa industrial que se encamina hacia la quiebra o crear nuevos puestos de trabajo para los 102.000 desempleados registrados ahora mismo en las oficinas de paro de Letonia (que no son poca cosa en un país de poco más de dos millones de habitantes).

Sede del Banco Central Europeo, en Fráncfort.

La cuestión no es trivial, y debería hacernos reflexionar (o más bien debería hacer reflexionar a la clase política europea) sobre los descomunales gastos que origina la Unión, en los que no parece que se produzcan recortes significativos. Gastos que, huelga decirlo, pagan los contribuyentes de cada Estado en función de diversos parámetros, empezando por los sueldos y las dietas de los eurodiputados y sus constantes desplazamientos, generalmente en avión y muchas veces en clase preferente. Quizá no fuera mala idea sacar más partido a las nuevas tecnologías y usar, por ejemplo, las videoconferencias para realizar muchas de las reuniones, lo cual evitaría tantos viajes.

Sede del Tribunal de Cuentas de la Unión, en Luxemburgo.

El transeúnte no tiene los elementos de juicio necesarios para denunciar estas situaciones, pero las apunta porque su olfato le dice que, seguramente, hay muchos intereses detrás de tanto gasto y de las elevadas sumas de dinero que probablemente se dilapidan a espaldas del ciudadano comunitario. De ahí la legítima sospecha de que la denominada “crisis económica” ha sido concebida en este mundo tan globalizado para empobrecer a la parte más débil de la sociedad y, sin duda, para beneficio de unos miles de privilegiados.


Quizá estas cuestiones puedan ser rebatidas con argumentos creíbles: sería deseable. En cualquier caso, si a alguien le apetece entrar más profundamente en materia tiene a su disposición un estudio de Covadonga Ferrer Martín de Vidales, formulado desde el punto de vista jurídico, publicado por la ECSA (European Community Studies Association) que se puede leer aquí.

Albert Lázaro-Tinaut

[1] Está previsto que Letonia adopte el euro como unidad monetaria en 2014.

El particular virtuosismo pianístico de Clara Haskil

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Entre una legión de grandes intérpretes del piano que se disputaron los conciertos en todo el mundo durante el siglo XX, Clara Haskil es, seguramente, una de las menos conocidas. Tal vez ello se deba al hecho de padecer una enfermedad limitadora –el trastorno de Asperger, una especie de autismo que condiciona seriamente las relaciones sociales y, por consiguiente, la vida, que le fue diagnosticado a los quince años–, y también al de ser judía en unos momentos difíciles para esa comunidad en gran parte de Europa.

En efecto, Clara Haskil, miembro de una familia sefardí instalada en Bucarest, donde nació el 7 de enero de 1895, fue siempre una persona de trato difícil que se refugió en la música y, a menudo, en la soledad. Su enfermedad fue también un obstáculo para emprender una carrera musical prometedora, sobre todo si se añade que a los 46 años le detectaron un tumor cerebral, del que fue operada con éxito en París, donde residía entonces, y que al cabo de poco tiempo, a causa de la ocupación de la mitad de Francia por los nazis, tuvo que huir, primero a Marsella y luego a Suiza, donde permaneció el resto de su vida amparada por la nacionalidad helvética, que se le concedió en 1945.

Clara Haskil en su juventud.
(Fuente: kaenaree.com)

Gracias al apoyo de su familia, que la envió a Viena para que estudiara en el Conservatorio de la capital austríaca, de algunos de sus maestros y de la protección de los escasos amigos que tenía en el mundo de la música (en particular Winnaretta Singer, princesa de Polignac, que la trató como una madre... y quién sabe si también como amante), superando con una gran fuerza de voluntad su tremendo miedo escénico –una de las consecuencias de la enfermedad que padecía–, consiguió iniciar una brillante carrera pianística. Probablemente, la introspección le ayudó a crear un estilo propio que se manifiesta, sobre todo, en sus particularísimas y extraordinariamente elogiadas interpretaciones de Mozart; demostró el mismo virtuosismo con piezas de Beethoven, Schumann y Scarlatti, entre otros grandes compositores.

Fueron célebres también sus colaboraciones con intérpretes de prestigio, como Isaac Stern, Pau Casals y József Szigeti, y sus actuacions como solista bajo la dirección de Leopold Stokowski, von Karajan, Georg Solti. Rafael Kubelík, Sergiu Celibidache y muchos de los más destacados maestros de la batuta.

Carátula de uno de los discos 
de la pianista, dedicado a Mozart.

Reconocida en algunos países y casi desconocida en otros, Clara Haskill tuvo el infortunio de morir al caer accidentalmente en la estación de Bruselas el 7 de diciembre de 1960. Su discografía, que fue escasa y de poca calidad durante mucho tiempo (eran, sobre todo, grabaciones en directo), ha sido recogida en muy buenas condiciones acústicas por Decca en diecisiete cedés, que recogen magníficas interpretaciones no sólo de sus compositores favoritos (los mencionados Mozart, Beethoven y Scarlatti), sino también de Chopin, Ravel, Falla y Schubert, entre otros.

La tumba de Clara Haskil en el cementerio parisino de Montparnasse. 
(Foto © Ioneleaf, 2007)

Desde 1963, cada dos años se celebra en su honor, en Vevey (Suiza), donde había fijado su residencia, el Concurso Internacional de Piano Clara Haskil.

Podéis escucharla a través de estos enlaces:  

Interpretando a Mozart 

Interpretando a Beethoven 

Interpretando a Scarlatti 

Albert Lázaro-Tinaut


Cartel de la XXIV edición del Concurso Internacional 
de Piano Clara Haskil en Vevey, Suiza (2011).

Este articulo fue publicado originalmente en catalán por la revista digital La Náusea (http://lanauseacatala.blogspot.com.es/2013/09/el-particular-virtuosisme-pianistic-de.html).

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Los pueblos originarios de América enfrentados a los pérfidos intereses de los gobiernos

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Manifestación en Chile para reivindicar los derechos de los mapuches.
(Fuente: Radio Macondo)

El transeúnte siente una especial estima por las minorías en general, y las nacionales y étnicas en particular, sobre todo cuando son objeto de vejación y se encuentran sometidas –a menudo por la fuerza de las armas– por los gobiernos de los Estados donde habitan, los cuales utilizan injuriosas mentiras que difunden a través de los medios de comunicación para confundir a la opinión pública (una vieja táctica de la que, como sabemos, se ha hecho uso infinidad de veces a lo largo de la historia).  Por eso quiere publicar el texto que sigue, para que sus lectores sean conscientes de que la información que suele llegarles está distorsionada, y conviene que de vez en cuando salga a la luz la verdad, o al menos se oiga la voz de personas pertenecientes a esas minorías oprimidas.

Aquí va, pues, el texto de una carta del poeta peruano Feliciano Mejía Hidalgo a su amigo, el poeta mapuche (chileno) Cristian Cayupán Mora[1], la tercera que, según dice, le dirige.

 Feliciano Mejía Hidalgo y Cristian Cayupán Mora.

Querido Poeta del Mundo, Araucano y Mapuche:

 “Cayupán, por favor, corrígeme si me equivoco” te decía en mi primera carta y luego te envié una segunda, con fecha 13 de enero, preocupado por ustedes, pues supe –nunca sale nada en la TV o la prensa peruana– por voces amigas que habían enviado unas centenas de carabineros para atacarles y como consecuencia habían sido detenidos hasta 9 niños, ¡hasta un niño de 3 años detenido, preso, por ser Mapuche! Y hace unos días, medio centímetro en un periódico peruano, vi que decía que ustedes habían retomado sus tierras.

Esa carta se perdió, me parece. Pero, buscaré una copia que tengo acá en Lima, y te la haré llegar por otros medios. En esa carta trataba de analizar una parte de lo que ese empresario Piñera, que es Presidente de los blancos y ricos de Chile, dijo.

Los puntos a reflexión eran, dice el Piñera:

- El terrorismo y la delincuencia no van a prevalecer en la Araucanía.
- Vamos a establecer a plenitud el estado de derecho.
- Pequeña minoría, que no trepida ante nada con tal de conseguir sus perversos objetivos.
- Sobre las medidas para frenar  la ola de ataques en la zona.

Piñera adelantó que potenciarán los recursos con el fin de que la ciudadanía no se vea afectada por los eventuales conflictos: “Estamos experimentando un problema de seguridad. Lo que hemos hecho es tomar todas las medidas en materia de aumentar la dotación de carabineros, aumentar equipamiento, aumentar también las labores de inteligencia”.










La bandera 

del pueblo mapuche.


En mi segunda carta, trataba hasta el punto tres. Ahora quiero tratar de ver claro el cuarto punto.

Dice: “Sobre las medidas para frenar la ola de ataques en la zona”. Así decía el Piñera. Y eso ¿qué significa? Lo más importante a resaltar para mí es “ola de ataques en la zona”. Eso no lo dice cualquiera. Eso lo dice el Presidente de un país llamado Chile, que tiene un gran servicio de inteligencia y bastante dinero del Estado y del Gobierno.

Bien. Eso debe ser verdad y me alegro. Pues eso significa que ustedes “atacan”. Eso quiere decir que ustedes, con todas las limitaciones de los pobres e hijos naturales de la tierra, como acá en Perú, están o estuvieron en avanzada. Que la resistencia de siglos que ustedes, Mapuches o Araucanos, en instantes, esa resistencia se convierte en avanzada. Que la resistencia se convierte en ataque.



Detención de un mapuche
por las fuerzas de seguridad
chilenas.
(Fuente: www.lapala.cl)

Y eso en instante delicado para los intereses de los ricos de Perú y Chile: la inminente sentencia del Tribunal de La Haya, de Holanda, que se está usando como asqueroso argumento para acallar a los peruanos (ese es otro asunto, ya te hablaré de ello).

Pero fíjate, cómo serán de sometidos estos Estados de blancos y ricos del Perú y Chile: tienen problemas –a mi ver inventados por ellos para carrera armamentista, para que justifiquen que los países ricos nos vendan más armas– y se van a un tribunal de Europa para arreglar sus cosas. ¿Habrás visto a Estados Unidos resolviendo sus problemas en La Haya? ¿A Francia o Inglaterra arreglando sus diferendos y acatando fallos de Holanda? Eso jamás lo veremos porque esos países son independientes. No nuestro Perú y nuestro Chile actuales. […]

Hace 4 maeses salió la noticia que en Perú compraron tanques modernos, unos cuarenta, de 110 millones de dólares cada uno, y acá, la población se muere de hambre. Y a la semana salió que en Chile compraron unos 100 de tanques similares en calidad y precio.

Pero a los Mapuches les meten palo y lacrimógenas; y a los hombres de Cajamarca en Perú, hace tres días les meten palo, lacrimógenas y balas de caucho, caballería y cercos, por defender sus lagunas sagradas, una de ellas se llama Conga, lagunas que quieren vaciar –son cabecera de cuenca de agua para toda Cajamarca– para poner desechos de una mina que el Estado vendió a una transnacional sin permiso de los hombres de Cajamarca.


Manifestación de indígenas peruanos en defensa 
de sus derechos ancestrales (2009).
(Fuente: EFE / El Mundo)

Fíjate tú. Y, mira, hasta un gordo ex presidente del Perú llamado Allan García, un tipo que está cuestionado pues es autor intelectual de matanzas en los penales de guerrilleros y luchadores sociales rendidos del Perú, y cuestionado por robo de dineros sin cuento; este tipo se atrevió a decir que el país debe ser embanderado el día que el Tribunal de La Haya dé su veredicto.

Qué tal cuajo. Cómo si no supiéramos que exacerbar el nacionalismo a la larga lleva al fascismo. Y eso hacen los tipos de derecha, hacen fascismo y guerra civil, para prevalecer. Pero no nos engañemos. Ese Allan García del Perú no es sino muñecón de un partido peruano, la APRA (dice, como ironía: Alianza Popular Revolucionaria Americana) cuyo fundador, Haya de la Torre, se fue a la Alemania nazi a estudiar los métodos de propaganda de Joseph Goebbels, que aplicó con efectividad en el Perú. Por ello no nos debe engañar eso de embanderar el Perú; llamado que hace este tipo llamado Alan García.

Pero, para no apartarme de la lucha Mapuche o Araucana, en el punto 6, el Piñera también dice: “Estamos experimentando un problema de seguridad”. Eso es muy importante y se debe tomar con mucha seriedad. Que el Presidente de Chile diga eso a causa de las luchas de la Nación Mapuche o Araucana, es peligroso y terrible. Pero es peligroso y terrible para el Estado y Gobierno que oprime y mata de hambre al pueblo Araucano.


Manifestación en Santiago de Chile para reclamar
la libertad de los presos políticos mapuches.
(Fuente: Prensa Indígena, México)

Y yo te digo, querido poeta Cayupán, que me siento orgulloso de ustedes por ocasionar “un problema de seguridad” a los opresores de nuestro heroico pueblo hermano.

Pero no están solos. Así nos pongan fronteras y controles y en los medios de TV, radio y prensa y no sepamos nada de ustedes, y ustedes no sepan nada de nuestras luchas; algo se les filtra cuando nos llaman “terroristas”, “narcoterroristas” u otras palabras que se inventan para insultar nuestras luchas. Ustedes NO ESTÁN SOLOS.

Mira, mi querido poeta Cayupán, hermano Mapuche de la Araucanía. Acá siempre hemos luchado contra el opresor. Desde 1532, a hoy, 19 de enero de 2014, SIEMPRE HEMOS LUCHADO Y NUNCA NOS HEMOS RENDIDO. Y TE PROMETO: NUNCA NOS RENDIREMOS.

Manko Inca luchó 74 años, luego de la llegada de Pizarro y asesinato por estrangulación del Inca Atawallpa, luego que pagara rescate de cuartos de oro y plata. Y Manko Inka nunca fue vencido.


Las fuerzas de Manko Inca enfrentadas a los conquistadores 
españoles durante el sitio del Cusco (1536-1537), según
un 
grabado de la época.

Ya debes conocer sobre la lucha continental de Túpac Amaru II y su hermosa esposa la gran comandante de lucha armada doña Micaela Bastidas Puyucahua –mi paisana abanquina.

Después que botamos a los españoles, lamentablemente con San Martín y Bolívar, con quienes luchamos y dimos nuestra sangre por miles –carne de indio no vale nada, decían, solo para dar de comer a los perros– vino el domino franco-inglés, de 1821 a 1919, y seguimos peleando.

Cayó el dominio mundial de los de Inglaterra, y luego de la segunda guerra mundial, se metieron los norteamericanos acá, a Perú; y hasta ahora siguen matándonos, porque no nos rendimos ni nos rendiremos.

Ni nunca nos engañarán con fronteras, y patria y banderas, que la patria y bandera, acá lo sabemos, es la sangre y vida de nuestros hermanos, y la sangre y la vida no, NO TIENEN FRONTERAS.

Y te digo, mi apreciado Poeta del Mundo Cayupán, que la lucha del pueblo peruano sigue hasta hoy día, y que esa lucha es la de todos los oprimidos de América del sur. Siete regiones del Perú hoy están en Estado de Emergencia, y no es por nada.

Mira nomás, hoy domingo, en el periódico peruano La República, página 14, sección País / Política (antes lo ponían en la sección policial, nomás), sale la noticia titulada: “Sicarios al servicio del narcotráfico siembran terror en el Alto Amazonas”, y subtitulan: “Mafias al descubierto: agentes de Inteligencia PNP (es decir: Policía Nacional del Perú) afirman que obligan a jóvenes a dedicarse al cultivo de la coca”. “El jueves –es decir, hace tres días– 40 mafiosos se enfrentaron a la policía y secuestraron a un agente”.


Indígenas peruanos en actitud de defensa durante el Estado 
de Emergencia decretado contra ellos.
(Fuente: Desde abajo, Bogotá).

Ya te dije: cuando dicen narcotraficantes, narcoterroristas, etc., acá hay que parar la oreja. Allá el Piñera también le dice el mismo libreto: “El terrorismo y la delincuencia no van a prevalecer en la Araucanía”.

Bueno, acá, en esta nota periodística llaman “Sicarios del narcotráfico”. Ojo. El Perú es el primer productor de coca (nuestra HOJA SAGRADA) en el mundo, INSUMO PARA LA COCAÍNA, Y ESE ES UN SERIO PROBLEMA ECONÓMICO PARA EL PERÚ.

Pero hemos aprendido a leer entre líneas. La noticia de La República habla de: “sembrando terror” en el distrito de Santa Cruz en el Alto Amazonas – Loreto, “episodios violentos, registrados el jueves, hombres fuertemente armados abrieron fuego contra un grupo de la DIRANDRO” [2], “los mafiosos retuvieron por casi 10 horas al suboficial PNP Ronald Ríos Romero”. “Pobladores del Valle de Shishinahua y parte del caserío de Santa Gema (dicen gentes) están llegando de otros lugares, vemos que hay mucha gente extraña”.

Que la “DIRANDRO se ha enfocado en frenar a los narcotraficantes, cuya violencia podría ahuyentar a inversionistas y turistas”; que “operaciones policiales y militares son, hasta ahora, infructuosas para acabar con los narcos”; que solo en la cabeza del distrito de Santa Cruz “habría unos 40 sicarios a órdenes del narcotráfico”; que “la población de Santa Cruz, por intermedio de su gobernador, actuaron en forma muy rápida y con su desprendimiento y apoyo, más los refuerzo de la Marina de Guerra (el subrayado lo hago yo) se pudo rescatar al efectivo”. Y que en la zona del valle donde están los poblados de Alianza, Pampa Hermosa y el valle de Paranapura, “en ese valle, muchos indígenas Shawi han sido influenciados por los narcotraficantes”.


 Imagen de la violencia policial contra los indígenas en el norte 
de Perú durante un enfrentamiento que produjo 30 muertos 
y 113 heridos en abril de 2009.
(Fuente: El Universal)

Hasta aquí toda la información dice eso y bien podría ser verdad que se trate de traficantes de cocaína enfrentados contra los “custodios del orden” en Perú.

Pero, mi querido poeta Cayupán. Se les escapa la paloma. Sin querer ellos mismos te dan la información para aclarar las cosas. Dicen: “reconoció el general Vicente Romero, Jefe de la DIRANDRO –reconoció entre otras cosas– que la región Loreto puede convertirse en el nuevo VRAEM”.

Y ¿qué es el VRAEM, mi querido Cayupán? Es una zona de ceja de selva boscosa que antes se llamaba VRAE: Valle de los ríos Apurímac y Ene, que tiene la particularidad de estar enclavado en la zona donde se encuentran las siguientes regiones del Perú: Apurímac, Ayacucho, Junín y Cusco. No es una zona cualquiera. Cito: “La semana pasada hubo dos enfrentamientos armados de unidades militares con los senderistas del VRAE. El primero fue cerca de Rondayacu, en la provincia de Jauja. El segundo cerca a un caserío llamado San Isidro, en la selva alta de Tayacaja”. Es cita de un antiguo artículo aparecido en IDL-Reporteros, artículo del estudioso del fenómeno de la guerra popular en el Perú, periodista Gustavo Gorriti.

Ya todos sabemos que el llamado SENDERO LUNINOSO o SENDERISTAS es el Partido Comunista del Perú, en guerra bélica desde 1980.

Bien. Hace unos años, las fuerzas armadas peruanas y policiales, dirigidas directamente por los Estados Unidos, es decir, con personal norteamericano a la cabeza, decidieron aniquilar esa zona y finalizar la guerra en Perú. (Cada cierto tiempo deciden finalizar esa guerra y cada cierto tiempo dicen que la finalizaron, pero ya van para 34 años que la siguen finalizando.) Y entraron al valle con todo. Hay que puntualizar que en esa zona está Vizcatán, “El Faro”, según la terminología de los guerrilleros del PCP.


Un comando de Sendero Luminoso en las calles de Ayacucho.

(Foto © Gervasio Sánchez)

Entraron. Y ¿qué hicieron los maoístas? Aplicaron lo que ellos llaman CONTRACERCO. Salto de la pulga. Me atacan. Salto y voy a las espaldas de los que me atacan. Y expandieron su radio de acción hasta la zona de Huancayo en Junín, en el valle del Mantaro. A las fuerzas armadas y policiales y agencias de inteligencia del Perú no les quedó otra que agregarle la M de Mantaro, y ahora esa zona se conoce como el VRAEM.

Y ahora, un general del Perú, Vicente Romero, nos dice por el periódico que la zona de Loreto “puede convertirse en el nuevo VRAEM”. Y Loreto es gigante, mi querido Cayupán.

Y ¿para qué te cuento todo esto, mi muy apreciado poeta Araucano?: para decirte que NO ESTÁN SOLOS. Y QUE ESTA LUCHA DE LOS OPRIMIDOS NO VIENE DE AYER. Y QUE LA LUCHA ES CONTINENTAL, EN EL PATIO TRASERO DE LOS NORTEAMERICANOS QUE ES AMÉRICA DEL SUR ENTERITA.

Como parte de la información del periódico, al costado de una foto ponen este título: OCULTAN ARMAS, DROGA Y DINERO EN ‘HUACAS’: “se trata de una especie de búnker subterráneo”… que “les permite ocultar droga, armas de fuego, equipos de comunicación y sacos con dinero… Excavan grandes espacios y construyen pequeños túneles […], luego con mucho cuidado cubren el espacio con compuertas que luego son cubiertas con tierra y la propia vegetación de la zona, dándole un aspecto totalmente natural”.

Y yo me pongo a pensar con sorpresa: ESTOS MAOÍSTAS EN LUCHA ARMADA APRENDIERON BIEN LAS COSAS DE LAS LUCHAS DEL VICTORIOSO PUEBLO DE VIETNAM.

Paro aquí, mi querido Mapuche. Ya es 11h27pm. Tú sabes que trabajo de noche. No debo llegar tarde, porque si no me despiden y entonces, qué como y qué come mi familia.

Un abrazo a la distancia. Si puedes, muéstrales mi carta a otros Mapuches, para que sepan que no están solos. Ojalá no se pierda esta carta.

Mi madre y mis hijos te envían saludos. Mi esposa, cómo no.

Un fuerte abrazo.

Feliciano.

PS. Con el Poeta del Mundo Luis Arias Manzo, a quien de cariño yo le llamo el Kirguise, te envío esta cartita, para que no se pierda. Sabrás disculpar las fallas en la escritura. Feli.

Lima, 19 de enero de 2014.


La bandera mapuche, creada por Jorke Weke en 1992, con
la representación de los elementos simbólicos que la componen.

(Fuente: Fiestoforo)


[1] Cristian Cayupan Mora, poeta del mundo: http://poetasdelmundo.com/detalle-poetas.php?id=7246
[2] DIRANDRO es la sigla de la Dirección Ejecutiva Antidrogas de la Policía Nacional del Perú.


El texto de esta carta ha sido divulgado por la organización Poetas del Mundo en la última edición de su boletín en línea El Manifiesto. Para completar esta información, el transeúnte recomienda la lectura del artículo “Chile: mapuches, ¿los nuevos terroristas?” en Globedia.


((SIN COMENTARIOS))

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Viñeta del humorista gráfico argentino Bernardo Erlich (Tucumán, 1963) en la edición del 2 de febrero de 2014 del diario El País de Madrid.


La voz a otros debida: Los bosques finlandeses sentidos por Alessandro Pavolini

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Paisaje característico de la Finlandia centro-oriental.
(Foto © www.teije.nl)

Alessandro Pavolini (Florencia, 27 de septiembre de 1903 - Dongo, Lombardía, 28 de abril de 1945) fue un notable jerarca de la Italia fascista, además de destacado periodista y fino escritor. Hijo del poeta y filólogo Paolo Emilio Pavolini (1864-1942, eminente estudioso de las lenguas y literaturas nórdicas y traductor del poema épico finés Kalevala, manteniendo el metro y el ritmo originales), se dejó llevar por los intereses culturales de éste. Además, estudió Derecho en la Universidad de Florencia y Ciencias Sociales en la de Roma. 

Fue muy activo políticamente durante la dictadura fascista (se había adherido al Fascio en 1923) y ejerció como ministro de Cultura Popular. También estuvo entre los firmantes, en 1938, del “Manifiesto de la raza”, con el que Mussolini promovió las leyes raciales fascistas. Por otra parte, participó como reportero, pero también militarmente, en la guerra colonial de Etiopía, cuyos avatares dejó escritos en el libro Disperata (1937). 

Pese a que sus enfrentamientos con otros jerarcas del régimen hicieron que cayera en desgracia durante cierto tiempo, no fue apartado de algunos cargos políticos. Tras la destitución de Mussolini y la caída del régimen (25 de julio de 1943) se refugió en Alemania; sin embargo, cuando Hitler impulsó, en septiembre del mismo año, la efímera República Social Italiana (conocida como República de Salò), Pavolini fue nombrado secretario provisional del nuevo Partido Fascista Republicano. Fue, además, uno de los creadores y primer comandante del cuerpo paramilitar de las Brigadas Negras (junio de 1944). 

Alessandro Pavolini, vestido con 
su uniforme de jerarca fascista, 
en una foto retocada.

Tras la ocupación de Roma por los Aliados en junio de 1944, participó en la defensa de Florencia y con sus francotiradores resistió durante varios días cuando la ciudad fue tomada, en agosto del mismo año. Al final de la guerra, y tras un intento de huida a la desesperada, fue herido y capturado por los partisanos. Procesado por colaboracionismo con el enemigo, fue condenado a muerte y fusilado con otros prisioneros el 28 de abril de 1945. Al día siguiente, su cadáver quedó colgado por los pies, junto al de Benito Mussolini, en el Piazzale Loreto de Milán.

Es evidente que Pavolini no se significó precisamente por su pacifismo ni mucho menos por un espíritu democrático, sino todo lo contrario. Le gustaba afirmar, con cierto orgullo, que Mussolini y él eran las personas más odiadas por los italianos. ¿Qué pinta pues un villano totalitarista, con las manos manchadas de sangre, en esta bitácora? El transeúnte siempre ha querido separar –hasta cierto punto, claro– las artes de las ideologías, aunque a veces las artes sean claros exponentes de esas ideologías. Quienes rechazamos los totalitarismos, haríamos mal si dejáramos de leer, por citar algunos nombres, a Gabriele D’Annunzio, Curzio Malaparte, Luigi Pirandello, Ezra Pound, Knut Hamsun o Pierre Drieu La Rochelle, simpatizantes del fascismo o el nazismo; o a Vladímir Maiakovski, Maksim Gorki, Pablo Neruda o Jean-Paul Sartre por haber estado próximos ideológicamente al estalinismo. Lo mismo podríamos decir con respecto a las artes plásticas, la música y el cine. Para quien lo desee, el debate está servido. 

Luigi G. De Anna, profesor de la universidad finlandesa de Turku y prologuista de la reedición de Nuovo Baltico[1]–obra de la que se ha extraído el texto que sigue–, dice que “Pavolini tenía el ojo atento del periodista, pero por formación era un literato”, y que “su carrera política avanzó al mismo paso que la del intelectual”. En cualquier caso, leyendo su texto sobre los abedules de los bosques de Finlandia, con un lenguaje casi lírico, difícilmente se puede identificar al escritor refinado con el fanático jerarca fascista.


Bosque de abedules cerca de Kouvola (sudeste de Finlandia).
(Fuente: http://onnila.wordpress.com/tag/kouvola/)


El más allá de los árboles 

Por Alessandro Pavolini 

Desde hace un mes, en el Báltico veo abedules. Estoy dulcemente obsesionado por los bosques. 

Anoche no conseguía dormir y salí al bosque, entre los abedules, bajo un cielo sin estrellas, no por la oscuridad, sino por el resplandor. No esperaba, por supuesto, toparme con un reno, ni oír algún aullido, como la Novia del Lobo sobre la que escribe Aino Kallas [2]. Mis fantasías eran más bien vegetales. 

Acariciaba los troncos, duros, vivos, fríos; miraba las ramas que se sumergían en las tenues sombras. Los abedules permanecían inmóviles, con su aspecto ensoñado y meditativo. 

En su vida, anclada a un único punto preciso de la tierra –pensaba yo–, los árboles quizá presientan otra vida, probablemente sueñen con ese más allá que les espera como lo contrario de su existencia en el bosque. Lo mismo que los hombres cuando imaginan el Paraíso. 

La existencia del árbol es sumamente lenta, sin cambios de ritmo ni acontecimiento alguno. Esta es su primera característica. La segunda es el no poderse mover, el estar sujeto para siempre al mismo metro cuadrado. Y la tercera es esa pesadumbre, que tan bien se advierte por las noches, de no poder compartir su vida con la de ningún semejante, no poder fundirse en un abrazo con otro ser vivo hasta la ilusión amorosa de hacerse unidad. Los árboles apenas se tocan, rozan sus hojas, se acarician levemente con esos dedos ciegos, sufren la desazón del deseo sin poder alcanzarse del todo. Una maldición los mantiene aislados y sedentarios.

Algún día, sin embargo, tú, abedul, que no has experimentado nada más que tu simple existencia, sentirás que algo ocurre en tu base. Algo brusco, rápido, indiscutible. Serán los golpes del hacha de un leñador finés. Se te presentará de este modo la muerte liberadora como lo opuesto de la vida: según tus presentimientos de esta noche y de muchas otras noches, cuando yo me acuesto y tú permaneces en pie.

Abedules cortados para 
la industria madedera.
(Foto © Victor Sagaydashin)

Toda la vida te has mantenido inmóvil en tu lugar, centinela de ti mismo. A partir de aquel momento entrarás en tu más allá, empezarás a moverte y sentirás la voluptuosidad divina de la horizontalidad. Y ya desnudado de ramas, hojas y raíces, reducido a tu esencia, al tronco, empezarás a viajar horizontalmente arrastrado por la corriente de un río, y durante ese viaje no te detendrás. 

Viajar, fluir eternamente: el paraíso de quien tuvo raíces. Los grandes ríos gélidos atraviesan raudamente los bosques arrastrando troncos migrantes. Los conducen hacia el golfo de Finlandia, hacia el golfo de Botnia, según el camino que trazó el Gran Hielo cuando arrasó Finlandia y, a su paso, fue dejando cicatrices en forma de lagos y corrientes de agua. Si te encallas en un lago, abedul, unos hombres subidos a una balsa te empujarán para devolverte al curso de agua. (Pero, ¿será un lago o el recodo de un río? Es más difícil contar los lagos en Finlandia que las estrellas en el cielo: éstas son más numerosas, pero más fáciles de localizar. Quien pretende censar los lagos finlandeses no sabe cómo distinguir entre los que se enlazan entre sí por brazos de agua y los recodos de los ríos; entre los lagos salpicados de islas y los ríos que se bifurcan a partir de una isla. Y no salen las cuentas: cincuenta mil, sesenta mil, sesenta y cinco mil…)

Flotas y así prosigues tu camino… A veces te aflige una peligrosa sensación, una mezcla de placidez y temor, como la que sienten los hombres en la nuca al notar que el suelo se hunde bajo sus pies. Es cuando te precipitas en la vorágine de alguna cascada o sientes el trueno de unas cataratas. (He venido a Imatra para ver “la mayor cascada de Europa”, como me enseñaron en la escuela. Pero ya no puede verse, pues la ha aprisionado una gigantesca central hidroeléctrica. [3]) Los rápidos son los momentos líricos de la lenta y solemne épica de los ríos. El tronco salta en medio de aquella violencia inmóvil, de aquel fragor eterno y compacto, y en ese momento se purifica su corteza. 

Transporte fluvial de madera talada en el sur de la Carelia finlandesa.
(Foto © Hubert Stadler / Corbis) 

Cada vez más blanco, más del color del alma, el abedul alcanza su nirvana de árbol. De tanto en tanto siente el esfuerzo del salmón al remontar las aguas, o el topetazo con otro abedul. De este modo tiene lugar, al fin, el encuentro de tronco con tronco. Rozándolo, se dispone a abrazarlo, a confundirse con él en la unidad. 

Sin embargo, la fábrica de celulosa espera con sus fauces abiertas. Surge de repente en el tiempo, aislada en el espacio. Hasta ayer fue bosque y es bosque lo que la rodea.

Fábrica de celulosa, de pasta de madera, de cartón y papel: industria natural y sana como una planta, aquí, entre bosques y cascadas, en esa inmensa abundancia de madera, de vapor, de electricidad. […] Fábrica que funciona sin interrupción, con fuegos y luces permanentemente encendidos: en las nocturnas jornadas invernales, en medio de la nieve congelada; en las clarísimas noches estivales, entre prados verdes y rapados como los campos de golf de Escocia. […] 

Cuando, lejos de su bosque natal, el abedul llega a la fábrica, pasa del río a un canal y a una cinta dentada que lo trasporta hacia su Purgatorio. Se ve sumergido, y con él millones de árboles, en un malebolge [4] giratorio donde los troncos saltan y se entrechocan mientras se purgan, bajo el incansable hierro, de los residuos de su corteza. Allí sienten por última vez el aliento de la lluvia, del viento, de los hongos y de los arándanos. El tronco, mondo, blanco, vuelve a salir. Ahora será cuando las cuchillas eléctricas den cuenta de él. 

Traducción del italiano de Albert Lázaro-Tinaut 


[1] La primera edición de Nuovo Baltico de Alessandro Pavolini fue publicada por el editor Vallecchi de Florencia en 1935. Estos datos y el texto que se reproduce (pp. 113-118) han sido tomados de la edición al cuidado de Massimiliano Soldani publicada por la Società Editrice Barbarossa de Milán en 1998. 
[2] Aino Kallas (1878-1956) fue una destacada narradora y poeta finlandesa muy vinculada a Estonia, donde vivió y ambientó sus principales obras, entre las que sobresale la novela Sudenmorsian (‘La novia del lobo’, 1928), cuya acción se desarrolla, precisamente, en la isla estonia de Hiiumaa. 
[3] En la localidad de Imatra, en la Carelia del Sur (al sudeste de Finlandia, junto a la frontera rusa), se encuentra, en efecto, una gran central hidroeléctrica. La presa de Imatrankoski, construida en 1929, aprovecha los rápidos del río Vuoksi, que antes formaban una de las cataratas más grandes y bellas de Europa. 
[4] El Malebolge es el octavo círculo del “Infierno” de la Divina Comedia de Dante. Se divide en diez fosos circulares y concéntricos, cada uno de los cuales se dedica al castigo de una especie de fraudulentos (véase “Infierno” XVIII, 1-18). 

Haced clic sobre las imágenes para ampliarlas.
 

Herman Melville y los Mares del Sur

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Paisaje de la isla de Bora-Bora (Polinesia). Foto © Rachel Thecat.


Si alguien conoció bien los Mares del Sur (es decir, la zona austral del océano Pacífico) cuando cualquier viaje a lugares lejanos era una todavía una arriesgada aventura, fue Herman Melville. Este prolífico escritor, poeta y ensayista, hijo de colonos ingleses por parte de padre, y holandeses por parte de madre, nacido en Nueva York el 1 de agosto de 1819 y fallecido en la misma ciudad el 28 de septiembre de 1891, es universalmente conocido por la más famosa de sus obras,
Moby-Dick (cuyo título original es Moby-Dick; or, The Whale), publicada en 1851 y traducida a numerosísimas lenguas. 

Herman Melville.

Moby-Dick (la impresionante historia de la persecución de una enorme ballena blanca) [1] es, en parte, un relato autobiográfico donde el autor recoge y novela algunas de sus aventuras como tripulante de barcos balleneros que por aquel entonces surcaban las aguas del sur del Pacífico. Muchas de las pequeñas islas que conforman la actual Oceanía fueron refugios para Melville [2].

El texto que se reproduce a continuación pertenece a una de las numerosas conferencias que Melville dictó, una y otra vez, entre 1858 y 1860 como precario medio de subsistencia; su vida, en efecto, fue difícil, y tuvo que desempeñar diversos trabajos totalmente ajenos a su vocación como escritor, de la que sacó poco provecho económico: fue marinero, profesor cuando se le presentaba la ocasión, granjero e incluso inspector de aduanas. Como ha sido frecuente en muchos otros escritores, su obra más divulgada –la mencionada Moby-Dick– no se popularizaría hasta después de su muerte. 


Cubierta de la edición original de Moby-Dick;
or, The Whale
 (Nueva York, 1851).

Viajero impenitente, llevado por la necesidad, Melville “recorrió el Pacífico y profundizó en él como pocos […]. Nos habla de su propia historia como navegante, experiencia que dio lugar a inolvidables obras, que se contaron, en vida del autor, entre las pocas que le hicieron popular. Nos traslada a los pobladores de esas islas paradisíacas y, antropólogo adelantado a su tiempo, critica el etnocentrismo de los occidentales y la prepotencia que pretendía la superioridad de ‘nuestra civilización’ frente a la de aquellas culturas felices en su sencillez”, como se dice en el prólogo del libro Viajar[3] del que se ha extraído este fragmento.

Melville dejó varias novelas memorables ambientadas en los Mares del Sur: Typee: A Peep at Polynesian Life (1846), Omoo: A Narrative of Adventures in the South Seas (1847), Mardi: And a Voyage Thither (1849), Redburn: His First Voyage (1849), White-Jacket: or, The World in a Man-of-War (1850) y otra de sus obras más significativas, el largo relato Benito Cereno (1855).

Cuando Melville hablaba de ellas, las tierras oceánicas todavía no eran totalmente conocidas por los geógrafos, que a menudo acudían a los relatos de los aventureros, como él mismo, para ir trazando un mapa aproximado de aquella extensa región marítima. De ahí las palabras iniciales de este texto.

Albert Lázaro-Tinaut


Caza de ballenas, según un óleo del pintor inglés Alex Tadyf fechado en 1849.


Los Mares del Sur

En los Mares del Sur se descubren sin cesar nuevas y extrañas islas. Y existen otras, desconocidas, sobre las cuales nuestros mapas son tan vírgenes como el mundo en la época de Platón, cuando las columnas de Hércules eran el límite occidental del universo. Existen en la naturaleza numerosos lugares a los cuales un hombre podría retirarse y vivir, durante años, tan aislado del resto del mundo como un habitante de otro planeta.


Una pequeña isla del archipiélago
de Palau, en Micronesia.


Aquella misteriosa región escondió durante un tiempo a los filibusteros que saqueaban el comercio español y protegió durante varios años a Christian, el rebelde del Bounty[4]. Tras una vida de exilio con el fin de escapar a la ley europea, fue descubierto, encorvado por la edad, en una espléndida colonia rodeado de hijos y nietos mestizos, fruto de sus relaciones con mujeres salvajes en esos bosques siempre verdes, bajo ese cielo siempre sano y en abundancia perpetua de cosechas. En efecto, no es difícil, para un grupo de rebeldes, desaparecer en alguno de esos pequeños mundos, y vivir sin ser descubierto por los navegadores que rara vez llegan más allá de la playa si por azar echan anclas para buscar frutas y agua. Se descubren a veces nuevas colonias de este tipo. […]


Indígenas polinesios a mediados del
siglo XIX. 
(Fuente: blog La fin des temps)

Un grupo de partidarios del Amor Libre de Ohio se planteó instalarse en los Mares del Sur, al igual que los mormones de Salt Lake, que pensaron en estas islas perdidas para crecer y reproducirse. […] Las islas se consideran buenos refugios, con tal que los autóctonos no se opongan a ello. Puedo imaginar, sin embargo, el peligro al que se enfrentan los partidarios del Amor Libre al atracar en las islas de la Polinesia. En cuanto al proyecto antes descrito, el de establecer una colonia de mormones en ciertas islas grandes, para establecer allí sus lazarillos y vivir conforme a sus “instituciones”, los autóctonos resistirían a su injerencia igual que lo hicieron los habitantes de Staten Island con el hospital de la Cuarentena. Si alguien sensato desea apropiarse de una isla deshabitada, adelante, pero no conozco una sola isla habitada, en los cientos de millones de millas cuadradas con las que cuentan los Mares del Sur, de la que esos “filibusteros” no fueran expulsados manu militari por indignados indígenas.


Enfrentamiento de los nativos de Otaheite (Tahití) al explorador inglés Samuel Wallis en 1767, según un grabado de la época.


Mientras nuestros visionarios veían en los Mares del Sur una suerte de Elíseo, los polinesios también tuvieron su sueño, su ideal, su Utopía de Occidente. Del mismo modo que Ponce de León esperaba encontrar en Florida la fuente de la eterna juventud, el místico Kamapiikai abandonó las costas de Hawai, donde su atormentado espíritu le hacía sufrir, con la esperanza de encontrar la fuente de la felicidad y de los seres parecidos a los dioses. Así, navegó hacia el poniente y, como ocurre con todos aquellos que van al Paraíso, todavía no ha vuelto para consolar a la humanidad con sus descubrimientos.


La isla de Maui (Hawai)
en el siglo XIX.

(Fuente: Old-Map-Blog)


Otra extraña búsqueda fue la de Álvaro Mendaña, un audaz capitán español que suscitó en su época tal entusiasmo entre los Dones y las Dueñas de la corte que muchos de ellos se unieron a su expedición. Estaba convencido de poder encontrar el Ofir [5] fenicio del rey Hiram y de poder conseguir más tesoros de los que había necesitado Salomón para embellecer su templo. Al cabo de varios meses de viaje nutrido de esperanzas, no encontraron las minas de Mammon, y el pobre capitán, agonizante, fue sumergido en la soledad de un mar insondable. Sus discípulos volvieron a Perú, fuertemente impresionados por la verdad de estas palabras del rey hebreo: “Vanidad de vanidades, todo es vanidad”. Se bautizó como Salomón a un grupo de islas, en recuerdo de este acontecimiento.

Hay dos lugares en el mundo en los que un hombre puede hacer desaparecer su vida y su hacienda: la ciudad de Londres y los Mares del Sur. Cruzando el Pacífico, es habitual encontrarse con hombres blancos instalados allí de forma permanente, y otros que esperan poder volver algún día. Numerosos navegantes considerados desaparecidos siguen vivos en alguna de las islas de este océano, y eso pese a que algunos de ellos encontraran el reposo en sus tumbas o fueran devorados por los peces.

Vivienda característica de la isla de Guam (Micronesia) a finales del siglo XIX. (Fuente: islasdelpacifico.wordpress.com)

He tenido la suerte de conocer a varios, tras un viaje de cinco largos meses en alta mar, al desembarcar en una isla solitaria en busca de frutas. Los soñadores indígenas se hallaban recostados sobre un talud, con la mirada perdida en la inmensidad, moviéndose apenas de sus esteras cuando llegamos, pues ya habían visto hombres blancos, Y ahí, en esa isla lejana, entre sus sesenta y setenta indolentes habitantes, conocimos a un americano que se había instalado y parecía perfectamente integrado. Lo cierto es que no parecía muy limpio, con su taparrabos y unos pocos jirones de capa que colgaban de sus hombros como señales de angustia; una angustia a la cual, según nos pareció, la diligencia asidua de tres mujeres debería haber puesto remedio –pues el bienaventurado gentleman mal vestido poseía, en efecto, tres mujeres–. Durante nuestra conversación, nuestro respetable exiliado de la civilización dio señales de una inteligencia poco común. Afirmó haber ocupado una cátedra de Filosofía moral en una universidad de su región, que evitó cuidadosamente mencionar. Se hallaba ahora satisfecho con su vida tranquila y ociosa, lejos de los tumultos de la incesante ambición.

Diversas y singulares son las formas en que los marineros desaparecen en los Mares del Sur. Algunos son arrojados al agua, otros son abandonados en la playa por capitanes sin escrúpulos, otros pierden la vida en peleas… Algunos se unen a esta clase de aventureros conocidos bajo el apelativo de “trilladores de arenal”, que infestan las orillas del Pacífico. Esta denominación se da por el hecho de que merodean por las playas y parecen siempre a punto de embarcar o desembarcar, dispuestos a todo: a la guerra en Perú, a la caza de la ballena o al matrimonio con una princesa polinesia. Fueron de los primeros en viajar a California en la época de la fiebre del oro y originaron extrañas anécdotas que fueron publicadas en los diarios. Es, en gran medida, por ellos por lo que se creó allí el Comité de Vigilancia.

Guerreros melanesios en la segunda mitad del
siglo XIX. 
(Fuente: fmnc.forumpro.fr)

He conocido a más de un viejo marinero en los Mares del Sur, quizá no lo suficientemente instruido como para escribir, pero que podría contar sobre estas regiones historias aún más extrañas de lo que ya se ha escrito.
Typee y Omoo no ofrecen más que una ojeada general a excepción, quizá, de aquella parte en la que se describe la larga captura en el valle de Taipi. Si hubiese tenido tiempo, me hubiera gustado relatar una antigua leyenda tradicional polinesia, especialmente dedicada a las mujeres de la audiencia [6], pues se trata de la leyenda amorosa de Kamekamehaha, Tahiti y Otaheite, que fue pronunciada por el rey de una de esas islas y posee toda la belleza, la extrañeza y la audacia de las fábulas griegas.


El océano desde la isla de Taha’a, en el archipiélago polinesio de la Sociedad. (Fuente: Tuswallpapers)


[1] La historia narrada por Melville en esta novela bien pudo inspirarse en la de un cachalote albino, conocido como Mocha Dick, que vivió en aguas del sudeste de Chile a principios del siglo XIX. En la tradición oral mapuche encontramos, en efecto, el mito del “Trempulcahue”, un grupo de cuatro ballenas que llevan el alma de los mapuches que mueren hasta la isla de Mocha. Sin duda, el autor conocía esa leyenda.

[2] Carlos Fernández resume la aventurera biografía de Melville en un interesante artículo publicado en el diario La voz de Galicia, accesible a través de este enlace.
[3] Herman Melville: Viajar. Traducción de Elisabeth Falomir Archambault. Gadir Editorial, Madrid, 2011.
[4] El Bounty era un velero de la armada inglesa cuya tripulación se amotinó en las proximidades de la isla de Tahití en abril de 1789. Esa historia fue recogida por Jules Verne en el relato Les Révoltés de la Bounty, publicado en 1879, y adaptada por otros autores. También fue llevada varias veces al cine.
[5] Ofir es una región mencionada en la Biblia, supuestamente localizada en las tierras orientales del Mediterráneo o en la península Arábiga, famosa por sus inmensas riquezas.
[6] Recuérdese que este es un fragmento de una conferencia; se refiere, pues, a las mujeres que le escuchan.


Clicad sobre las imágenes para ampliarlas.

[Marginalia] Los riesgos de la mordaza global que nos acecha

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Nuestras libertades, individuales y colectivas, pueden 
quedar ocultas tras grotescas y engañosas máscaras.
(Foto: Moyo Taxiguerrilla - http://passapalavra.info)

Durante los días 4, 5 y 6 de octubre, Wikipedia Italia decidió ocultar sus entradas ante la amenaza de un proyecto de ley que se debate en el Parlamento italiano para enmendar otro texto, aprobado por el mismo Parlamento en junio de 2009 y ratificado por el Senado. Dicha enmienda tiene como objetivo el control de los sitios informáticos, incluidos los diarios y los periódicos difundidos electrónicamente, y la obligación de publicar, en las 48 horas siguientes, las rectificaciones que pida cualquier persona, “con las mismas características gráficas, la misma metodología de acceso al sitio y la misma visibilidad de la información a que se refieren”. 

Es evidente que la aprobación de esa enmienda atentaría contra la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que en su artículo 27 dice: “Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten. Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora”

A pocos nos cabe ya duda de que la mordaza que se nos quiere imponer mediante decisiones políticas, en cualquier Estado, puede acabar siendo global, y que la aprobación de una enmienda como esa en un país central como es Italia, miembro fundador de la Unión Europea, se podría extender fácilmente, pues permitiría sentar bases jurídicas suficientemente sólidas para el establecimiento del totalitarismo del Big Brother (‘Gran Hermano’) y la “habitación 101” de la policía del pensamiento con los que nos amenazó proféticamente George Orwell en su novela 1984 (publicada en 1949) –un "Gran Hermano" con el que de manera tan burda e insensata se ha jugado en casi todas las televisiones del mundo– se impusieran, si es que ya no se han impuesto de hecho, más o menos perceptiblemente. 
 
El transeúnte reproduce a continuación el mensaje íntegro (en su versión exacta en español) que estuvo colgado en varias lenguas en las páginas de Wikipedia Italia durante los tres días indicados, al que aún hoy se hace mención en las mismas páginas de esa magna enciclopedia que, pese a sus muchos defectos, errores y contradicciones, se ha convertido es una herramienta muy útil, casi imprescindible, para acceder a la información. 


 Estimada lectora, estimado lector, 

En este momento, la Wikipedia en italiano está en riesgo de no poder seguir proporcionando el servicio que a lo largo de estos años te fue tan útil y que ahora, como antes, estabas buscando. La página que querías leer sigue existiendo pero oculta y queda el riesgo de que hayamos que borrarla en serio. 

En los últimos 10 años, Wikipedia se hizo parte de la vida cotidiana de millones de usuarios en la Red en busca de un saber neutral, gratuito y sobre todo libre. Una nueva e inmensa enciclopedia plurilingüe, que puede ser consultada en cualquier momento y sin costes.

Hoy, desafortunadamente, los pilares de este proyecto –neutralidad, libertad y verificabilidad de sus contenidos– están en riesgo de verse comprometidos con el apartado 29 del así llamado DDL intercettazioni (proyecto de ley sobre escuchas telefónicas). 

Tal proyecto de ley, que está siendo discutido en estos días por el Parlamento italiano, entre otras cosas, obliga a todos los sitios de la Red a publicar, dentro de las 48 horas de que la solicitud fue realizada y sin algún comentario, una rectificación sobre cualquier contenido que el solicitante juzgue perjudicial a él o a su imagen. 

Por desgracia, la evaluación de cuán perjudiciales sean dichos contenidos no estará sometida a la decisión de un Juez tercero e imparcial, sino únicamente a la opinión y sensibilidad de la persona que se percibe perjudicada. 

En suma, según lo previsto por el apartado 29, quien se sienta afectado por un contenido informativo presente en un blog, en un periódico en línea y, muy probablemente, también aquí, en la Wikipedia, podrá apegarse al derecho –independientemente de la veracidad de la información percibida como perjudicial– de solicitar la publicación de una rectificación, que contradiga y desmienta dichos contenidos, incluso prescindiendo de las referencias proporcionadas. 

En estos años, los usuarios de Wikipedia (te recordamos una vez más que Wikipedia no tiene equipo alguno de redacción) han estado siempre disponibles a discutir y, en todo caso, a corregir, donde se haya verificado la información según referencias independientes y competentes, cualquier contenido percibido como perjudicial del buen nombre de quien sea; y todo eso sin renunciar a las prerrogativas de neutralidad e independencia del Proyecto. En los rarísimos casos en los que no fue posible encontrar una solución, el artículo entero fue removido. 

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Juan Mosco, monje vagabundo y extraordinario cronista bizantino

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El monasterio de Mor Gabriel, en el sudeste de Anatolia.
(Foto © Hubert Longépé)

Siguiendo las huellas del monje anacoreta Juan Mosco, se supone que nacido en Damasco antes del año 550 y muerto probablemente en Roma en el 619, 
el escritor escocés William Dalrymple emprendió un largo viaje a través de las tierras del antiguo Imperio bizantino, cuyas experiencias relata en su voluminosa obra From the Holy Mountain: A Journey in the Shadow of Byzantium (1997), donde narra con minuciosidad las vicisitudes de los cristianos de Oriente desde los tiempos más antiguos hasta el siglo XX.

Juan Mosco dejó una obra fundamental para conocer la historia de aquellas comunidades en su época: el Λειμών(‘Leimon’), muy divulgado durante toda la Edad Media, que no sería traducido y editado hasta siglos más tarde, primero en latín por el teólogo y humanista italiano Ambrogio Traversari (Venecia, 1475) con el título Pratum spirituale, y mucho después (1624) en francés, a partir de la versión latina, por Fronton du Duc con el título Pré spirituel.

El manuscrito del Prado espiritual (que en la primera edición española, debida a Juan Basilio Sanctoro, publicada en Madrid en 1674, se presenta como “Recopilado de autores antiguos clarissimos y Santos Doctores”), se custodia actualmente en el monasterio ortodoxo de Iviron, en el Monte Athos. Hacia allí dirigió sus primeros pasosDalrymple y consiguió, con una pequeña estratagema, tenerlo en sus manos.

Después de ingresar en el monasterio palestino de San Teodosio, Mosco vivió durante diez años entre los eremitas del valle del Jordán y, junto con su discípulo Sofronio (que más tarde sería nombrado patriarca de Jerusalén) viajó por Siria, Cilicia, Egipto y las islas del Egeo. Tras la ocupación de Jerusalén por los persas (614) tuvo que refugiarse en Constantinopla y finalmente en Roma.

Los dos fragmentos que se reproducen a continuación están tomados de la edición española de la obra de Dalrymple. [1]

Albert Lázaro-Tinaut


El Imperio bizantino en tiempos de Justiniano (siglo VI).


El periplo de Juan Mosco por el Mediterráneo oriental

Si en la primavera del año 578 hubierais estado sentados en un cerro mirando hacia Belén, habríais divisado dos figuras con cayado en la mano que salían del gran monasterio de San Teodosio en el desierto. Ambos (un monje anciano de barba canosa, acompañado por otro monje que parecía mucho más joven, erguido y quizá un poco adusto, atajaban en dirección sureste por los prados de Judea hacia la metrópoli fabulosamente rica de Alejandría.

Sofronio representado como patriarca de Jerusalén y santo en un icono bizantino.(Fuente: www.conocereisdeverdad.org)

Era el inicio de un viaje extraordinario que llevó a Juan Mosco y a su discípulo Sofronio el sofista en un arco por todo el mundo bizantino oriental. Se proponían recoger la sabiduría de los padres del desierto, de los sabios y los místicos del Oriente bizantino, antes que su frágil mundo, que se hallaba en avanzado estado de decadencia, se desmoronara al fin y desapareciera. El fruto de sus viajes fue el libro que tenía ante mí en aquel momento. Hoy es un texto bastante desconocido en Occidente, pero hace mil años se contaba entre los libros más famosos de toda la gran literatura de Bizancio.

Los caravasares bizantinos eran bastante rústicos y la aristocracia provincial griega no disfrutaba recibiendo visitas. Según el escritor bizantino Cecaumeno “es un error celebrar reuniones sociales, porque los invitados se limitan a criticar tu gobierno de la casa e intentan seducir a tu esposa”. Así que allá donde iban, los dos viajeros se alojaban en monasterios, cuevas y ermitas remotas, y comían frugalmente con los monjes y los ascetas. Y parece ser que Juan Mosco anotaba en todos los lugares los relatos que oía de los dichos de los padres y demás anécdotas e historias milagrosas.

Una katisma, sencillísima construcción donde se solía refugiar un solo monje eremita.

Mosco extremó la tradición ortodoxa del monje vagabundo. En Occidente, 
al menos desde que san Benito impuso el voto de estabilidad a principios del siglo VI, los monjes casi siempre permanecían enclaustrados en sus celdas. Pero en las iglesias orientales, lo mismo que en el hinduismo y el budismo, 
ha existido siempre la tradición de que los monjes puedan ir libremente de 
un gurú a otro gurú, de un maestro espiritual a otro maestro espiritual, recogiendo la sabiduría y los consejos de cada uno de ellos como hacen aún los sadhus indios. Los monjes ortodoxos griegos todavía no hacen voto de estabilidad. Y si después de haber vivido un tiempo en un monasterio deciden que desean sentarse a los pies de otro maestro en un monasterio distinto, seguramente en un lugar de Grecia diferente (o de hecho en el Sinaí o en Tierra Santa), entonces, son libres de hacerlo así.

Cubierta de la primera edición
española del 
Prado espiritual
(Madrid, 1674).

El Prado espiritual es una colección de los dichos, anécdotas e historias sagradas más memorables que Mosco recogió en sus viajes, y su escritura corresponde a una larga tradición de reunir apotegmas o máximas de los Padres. No obstante, los escritos de Mosco son infinitamente más evocadores, gráficos e irónicos que los de cualquiera de sus rivales contemporáneos, y constituyen casi el único ejemplo del género que ha llegado a nosotros y que aún puede leerse con verdadero placer.

Y es que además de transmitir un mensaje espiritual todavía convincente, su lectura resulta también a otro nivel tan amena como la de un libro de viajes fascinante. Mosco hizo lo que hace hoy el moderno escritor de libros de viajes: recorrió el mundo en busca de historias extrañas y sorprendentes relatos de viajeros. En realidad su libro puede leerse como la gran obra maestra de la literatura de viajes bizantina, ya que su autor, además de ser un escritor divertido y lleno de vitalidad, cuenta una historia extraordinaria.

Leyendo entre líneas las memorias de Juan Mosco, es evidente que él y su compañero viajaron en una época peligrosa. Tras el fracaso del gran intento de Justiniano de restablecer el imperio, Bizancio se había visto sometida al ataque de ávaros, eslavos, godos y lombardos por el oeste; de oleadas de nómadas del desierto cada vez más numerosas y de las legiones de la Persia sasánida por el este. Las grandes ciudades del Mediterráneo oriental se hallaban en rápida decadencia: en Antioquía, las cabañas de refugiados llenaban el centro de las anchas avenidas romanas que habían sido en tiempos un hervidero de actividad y comercio. En los otros importantes puertos mediterráneos (Tiro, Sidón, Beirut, Seleucia) apenas había actividad; muchos estaban retrocediendo a la condición de aldeas de pescadores.


El monasterio bizantino de San Bishoy, en Uadi el-Natrum (Egipto).
(Fuente: Mundo monástico, enero de 2014)


En el monasterio de Mor Gabriel [2]

Por primera vez duermo en un monasterio en el que podría haberse alojado Juan Mosco, y oigo los mismos cantos del siglo V, entonados bajo los mismos mosaicos. Frente a mí se alza el muro de la que quizá sea la iglesia más antigua de Anatolia que sigue abierta. La construyó el emperador Anastasio en el año 512: antes que Santa Sofía, antes que Ravena, antes que el Monte Sinaí. […]

Entrada del monasterio de Mor Gabriel.
(Foto © Cihan / European Syriac Union)

El día en Mor Gabriel empieza a las cinco y cuarto con el toque de las campanas del monasterio que anuncian los maitines. Después de cuatro días de haber disfrutado de la hospitalidad de los monjes y haberme quedado a dormir hasta tarde, me pareció que sería adecuado hacer acto de presencia. Así que esta mañana cuando empezaron a repicar las campanas, en vez de taparme la cabeza con el almohadón más a mano, me levanté, me vestí a la luz de la lámpara y me abrí paso por el patio vacío siguiendo el eco del canto monástico.

Todavía era de noche, el alba apenas había empezado a apuntar en
el horizonte. Estaban encendidas todas las lámparas de la iglesia y proyectaban una débil luz titilante sobre los antiguos mosaicos bizantinos del coro. Dejé los zapatos en la puerta y me quedé al fondo de la iglesia. A mi izquierda, cuatro monjas con faldas y blusas negras se arrodillaban en una alfombrilla de junco. Delante de mí había una fila de niños que escuchaban a un monje anciano. Lucía una larga barba patriarcal y cantaba el texto de un enorme códice manuscrito, colocado en un facistol de piedra al norte del presbiterio. Cada frase llegaba a un tono culminante y luego bajaba hasta una conclusión casi inaudible.

Inscripción en alfabeto siríaco en Mor Gabriel.
(Fuente: www.morgabriel.org)

La iglesia empezó a llenarse; al poco rato, la fila de niños ocupaba toda la longitud de la nave. Llegó otro monje, el padre Ciriaco, y se dirigió al presbiterio. Empezó a cantar junto a otro facistol repitiendo el canto del monje anciano: el primer monje entonaba una frase que pasaba a Ciriaco, que la repetía y la pasaba a su vez. 
El canto iba de un facistol a otro, rápidas sílabas de arameo ligadas en una sola elisión de canto sacro.

Algunos de los chicos mayores se habían acercado a los facistoles y permanecían de pie detrás de los monjes, y cantaban con ellos. El coro continuó, tan profundo y resonante como el gregoriano pero con un aire más oriental; las modulaciones monódicas, extrañamente escurridizas, reverberaban bajo las retumbantes bóvedas bizantinas.

Al poco rato, una mano invisible descorrió las cortinas del presbiterio; un muchacho que sujetaba un incensario humeante hizo resonar sus cadenas. Toda la congregación inició una larga serie de postraciones: los fieles se arrodillaban y bajaban la cabeza hasta el suelo, de modo que desde atrás sólo se veía una hilera de traseros empinados. Lo único que diferenciaba el culto del que podría celebrarse en una mezquita era que los fieles se santiguaban una y otra vez mientras realizaban las postraciones. Así rezaban los primeros cristianos, exactamente como lo describe Mosco en el Prado espiritual. Parece que en el siglo VI los musulmanes tomaron sus técnicas de culto de 
la práctica cristiana existente. El Islam y los cristianos orientales han conservado la convención cristiana primitiva; los cristianos occidentales son los que han roto con la sagrada tradición.


Ceremonia religiosa siríaca en el monasterio de Mor Gabriel.
(Fuente: www.morgabriel.org)


[1] William Dalrymple: Desde el Monte Santo. Viaje a la sombra de Bizancio. Traducción de Ángela Pérez. Ediciones Península, Barcelona, 2000. 558 páginas.

[2] Mor Gabriel, cerca de la localidad de Midyat (en el sudeste de la península de Anatolia, muy cerca de la frontera de Turquía con Siria) es el monasterio siríaco más antiguo que se conserva. El cristianismo siríaco mantiene las tradiciones más primitivas, así como la lengua aramea (uno de cuyos dialectos, 
al parecer, era el que hablaba Jesús) como lengua de culto. 


Clicad sobre las imágenes para ampliarlas.


La aplicación de la política peronista a los pueblos originarios de Argentina

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Indígenas del norte de Argentina manifestándose en Buenos Aires en 2010,
durante las conmemoraciones del bicentenario de la Revolución de Mayo.
(Fuente: El Taburete, www.eltaburete.wordpress.com)


En otras ocasiones, el transeúnte ha presentado en este blog los problemas de los pueblos minoritarios o marginados, por cuyas culturas siente un especial interés. Ahora publica un interesante artículo, todavía inédito, que la antropóloga argentina María Lina Picconi ha tenido la deferencia de ofrecerle, gesto que le agradece.

Como de costumbre, este blog no comparte necesariamente las ideas ni las tendencias de los autores de los artículos que publica y permanece al margen de cualquier filiación ideológica, mientras no sea extremista, con lo que garantiza la total y absoluta libertad de opinión y expresión.




Perón y los aborígenes en Argentina

Por María Lina Picconi

  
El problema indígena para Perón

… El elemento trabajador, el obrero, el verdadero siervo de la gleba, el esclavizado peón del surco norteño, alentados por la esperanza de una vida menos dura y de un porvenir más risueño para sus compañeras y para sus hijos, sacuden su sumisión ancestral, reclaman como hombres la milésima parte de las mejoras a que tienen derecho… [1]

Juan Domingo Perón
(Palabras pronunciadas en el acto de proclamación de su candidatura. 1946)
                                                                                            

El Movimiento Nacional Justicialista o Peronismo creado alrededor de la figura de Juan Domingo Perón, es el movimiento de masas argentino que, empleadas en las nuevas industrias y sin antecedentes de sindicalización, habían emigrado desde las zonas rurales del interior hacia la periferia de las grandes ciudades.
Con la asunción de Perón a la presidencia de Argentina en 1946, y con él, las ideas justicialistas, los pueblos originarios vieron la posibilidad de obtener lo que desde tanto tiempo venían reclamando: la tierra donde habitaban y trabajaban.

Emblema del Partido Justicialista,
fundado por Perón en 1947.

Otro de los problemas que venían padeciendo desde el periodo irigoyenista, era el del "estado civil", o sea, su situación de "indocumentados”. Al carecer de documentos que probaran su existencia, no eran incluidos en los censos y, lo que era más grave, carecían también del carácter efectivo de "personas-habitantes". Esta situación, entre cuyos efectos estaba la pérdida de los derechos y garantías como habitantes del país, había logrado, esporádicamente, alguna propuesta de solución para enmendar algunas situaciones particulares, pero sin afrontar el problema en su verdadera dimensión social, que era la de la categorización del indígena como miembro o no, del colectivo nacional.

A comienzos de la década de 1940 comienza a notarse un cambio importante en la forma en que se describía la población indígena en los mensajes presidenciales concentrados en ese momento en las colonias chaqueñas. La política del nuevo gobierno se basó sobre un principio de justicia social, y en ella albergaban sus esperanzas los aborígenes argentinos. Esta política venía perfilándose desde años atrás, en la creación de la Secretaría de Trabajo y Previsión, con la que se había iniciado la “era de la política social argentina”.

“Al defender a los que sufren y trabajan para plasmar y modelar la grandeza de la Nación, defiendo a la Patria…”, decía Perón. Y daba de esta manera un lugar en la sociedad a los que hasta entonces habían estado relegados: a los descendientes de los pueblos originarios argentinos, a los hombres del interior, a los mestizos, llamados despectivamente cabecitas negras”. Y a partir de esta postura, las comunidades aborígenes fueron partícipes de medidas novedosas por parte del Estado, como por ejemplo el decreto con el que se mandaba expropiar las tierras de Rodero y Negro Muerto en Humahuaca y Yavi, para entregarlas a sus moradores. [2]

Como presidente, Juan Domingo Perón, aspiraba a un país más vertebrado, en el que los habitantes de todo el territorio argentino tuvieran una relación estrecha entre sí. Pero, ¿realmente entraban en esta unidad estructural de la cultura argentina los “cabecitas negras”? “... Los cabecitas negras tuvieron por función subrayar la diferencia, marcar la separación entre un nosotros y los otros, oponer, en fin, al proceso de integración un proceso inverso de segregación....”, según Cuevas. 

Indígenas collas del noroeste de Argentina.
(Fuente: Jallp’a Suyana, 2013)

Y los primeros en recibir este proceso discriminatorio fueron los collas, quienes en 1946 marcharon hacia Buenos Aires reclamando sus tierras, en una caravana,  a la que se llamó “el Malón de la Paz”. Dichas tierras “habrían sido adquiridas tiempo atrás por un propietario latifundista a precios irrisorios y valuadas luego, en una suma elevadísima”. [3]
             
La comitiva aborigen fue alojada en el Hotel de Inmigrantes y después de un tiempo, fue enviada de regreso al noroeste argentino. “... así, nació el viaje, la marcha, nuestro malón sin lanzas y con sikuris , erkenchos, bombos y antaras.”[4]

Los motivos de la marcha fueron explicados en el diario Nuevos Tiempos del mes de julio de 1946 de la siguiente manera: “... Algo los impulsó a marchar. La Revolución, como grito de rebeldía incontenible... y Jujuy y los collas supieron que al fin la justicia social retornaba a nuestras tierras, y que un hombre, el General Perón, era campeón de la justicia. El tumulto rebelde se hizo caravana... la revolución ha llegado a todas partes, y la revolución viene ahora hacia aquí, en busca de un gestor indiscutido, el actual presidente de los argentinos...”.

Participantes en el "Malón de la Paz" desfilando 
por Buenos Aires después de haber recorrido
más de 2000 kilómetros desde el norte de Argentina.

Valentín Zárate y José Nievas, en nombre de los aborígenes hicieron la siguiente presentación ante el Honorable Congreso de la Nación, el 11 de julio de 1946: “Señores del Congreso Nacional, queremos que sepan que las tierras de la Puna fueron de nuestros bisabuelos. El señor Patrón Costas se apoderó de ellas y siguió sumando hectáreas a su propiedad. Tenemos que pagar 1,50 pesos por cada cabeza de ganado y otro tanto por cada planta de naranjo que cultivamos. La producción apenas alcanza para nuestra familia. Si se muere una vaca o se seca una planta igual nos cobran el impuesto por cinco años. En la zafra nos pagan 1,50 pesos por cada kilo de caña que pelamos y a veces nos lleva tres días de labor. Es decir que ganamos 1,50 pesos por día. No es posible negarse, si lo hace se le aparece la policía del ingenio, con Winchester, pistola, sable y látigo, y nos obligan a trabajar. También es obligatorio comprar en la proveeduría del ingenio. Si compramos en otro lado, la misma policía se encarga de sacarnos las provisiones y nos castigan haciéndonos trabajar gratis una semana. A veces nos llevan presos y nos dejan en los calabozos seis días sin comer. El kilogramo de azúcar cuesta, a nosotros los collas, 60 centavos, justo donde se la produce, 13 centavos más que en cualquier otra parte. La yerba envasada 2 pesos, el arroz 1 peso y un par de alpargatas 2 pesos.”[5] Esta marcha descubría grandes intereses por parte de terratenientes de la región. 

Al respecto otro diario de la época El Laborista, hacía la siguiente acusación: “... estos indios trabajadores, mansos y sufridos, vienen a protestar contra su patrón, contra el señor feudal dueño de vidas y haciendas de su provincia. Este señor se llama Robustiano Patrón Costas [6]... ocupa la tierra de los collas y desaloja a los pobres indios de donde han vivido desde siglos y nadie le puede decir nada... el gobierno actual que por sobre todas las cosas tiene un sentido profundamente humano y considera a cada hombre como un elemento precioso de la prosperidad argentina... no ha de permitir que los collas sean desalojados de sus tierras...”.

Hombres armados al servicio de Robustiano Patrón Costas 
reprimiendo las protestas de los indígenas collas.

La política del General Perón, basada en un principio de justicia social, ya había mandado expropiar las tierras de Rodero y Negro Muerto (Humahuaca) y Yavi, en el departamento del mismo nombre, a través de un decreto, para entregarlas a los aborígenes; los collas traían el propósito de lograr la intervención de la Dirección de Protección al Aborigen, para que se les entregara dichas tierras donde habitaban y trabajaban, que en ese entonces dependía de la Secretaría de Trabajo y Previsión. Pero, no tuvieron respuesta a sus reclamos.

En agosto de 1946 el diario La Razón comentaba: “... La primera etapa del Malón de la Paz, que comenzó con lágrimas de emoción, terminó con lágrimas causadas por el gas lacrimógeno y con llantos de desilusión...”. [7]

La Dirección de Protección al Aborigen fue creada durante la presidencia de Edelmiro Farrel, el 17 de enero de 1946, para reemplazar a la Comisión Honorariade Reducciones de Indios [8]. En febrero de 1949, ya siendo presidente el Gral. Perón, pasó a formar parte de la Dirección Nacional de Migraciones y posteriormente, el 30 de septiembre de 1949, se dispuso que pasara a depender del Ministerio de Asuntos técnicos. Las funciones específicas de la Dirección de Protección del Aborigen fue la adquisición de ganado y herramientas  destinadas a las colonias aborígenes de todo el país.

El 1 de agosto de 1949,se declararon “de utilidad pública y sujetas a expropiación las tierras de la provincia de Jujuy, ubicadas en los departamentos de Tumbaya, Tilcara, Valle Grande, Humahuaca, Cochinoca, Rinconada, Santa Catalina y Yavi”. [9] Todavía en la actualidad, los aborígenes siguen reclamando sus tierras. ElSegundo Malón de la Paz, realizado en agosto del 2006 reeditó la lucha  que llevaron adelante hombres y mujeres de la Puna en 1946, cuando marcharon a pie hacia Buenos Aires para pedirle al presidente Perón la devolución de sus territorios. [10]

Imagen del Segundo Malón de la Paz, en el año 2006.
(Fuente: Warmi, 2007)


Decisiones del gobierno peronista

La administración de las tierras expropiadas estuvo a cargo del Ministerio de Finanzas, en nombre del Poder Ejecutivo, estableciendo las siguientes bases:

- Los aborígenes no podían ni enajenar, ni ceder las tierras.

- Se les otorgaría préstamos especiales para construcción de vivienda y explotación agrícola-ganadera.

- Se los capacitaría para la convivencia nacional, a través de la instalación de escuelas, estaciones sanitarias, etc.

En 1953, se creó la Comisión de Rehabilitación de los Aborígenes, cuya función principal fue la recuperación de dichas tierras expropiadas en Jujuy y la atención de las necesidades de las comunidades emergentes de ese proceso. El gobierno justicialista lanzó dos Planes Quinquenales, a lo largo de su mandato, irónicamente incluido en un capítulo llamado “la organización del pueblo”:


1. El primer plan, entre 1947 y 1951, cuya propaganda seguía el siguiente slogan: “La pujanza de un pueblo fuerte, en un gigantesco paso hacia la recuperación nacional”; pero, que solo tuvo en cuenta a los pueblos aborígenes en el capítulo llamado “Cultura”, en el que hacía referencia a la cultura adquirida por el pueblo argentino, [que] se nutre entre otras vertientes de los elementos autóctonos (Martínez Sarasola). También tuvo en cuenta la adjudicación de tierras en tres etapas sucesivas, con la que el aborigen sería, en el futuro, dueño de la misma.

2. El segundo plan, entre 1952 y 1957, incluyó en su texto la protección al aborigen diciendo: “La población indígena será protegida por la acción directa del Estado, mediante la incorporación progresiva de la misma al ritmo de vida general de la Nación(Tesler). Además, Perón nombró como titular de la Dirección de Protección al Aborigen al cacique araucano  Jerónimo Maliqueo: “... Teniendo presente la personalidad del aborigen dentro del justicialismo argentino, destacamos que el Gral. Perón en su carácter de presidente del Estado, ha puesto en posesión del cargo de titular de Dirección de Protección al Aborigen, a un cacique aborigen araucano... Jerónimo Maliqueo...”.

Propaganda del Segundo Plan Quinquenal promulgado 
por el gobierno justicialista en 1952.

En conclusión, el texto de los Planes Quinquenales, declaró la necesidad "urgente" de que el indígena llegase a ser dueño de su tierra, propuso una nueva reforma educativa y justificó la intervención directa del Estado en las relaciones entre los indígenas y el resto de la comunidad.

El vocablo “protección” fue utilizado muy asiduamente en esta época, cuando se hablaba de pueblos originarios en Argentina. Y cuando de aborígenes se trataba, la acción por parte de la sociedad debía ser absorberlos, habilitándolos de una “vida normal”, en pos del progreso. Seguían sin respetarles, como en gobiernos anteriores, ni sus hábitos, ni sus costumbres y menos que menos, su cultura. Era el “Estado Benefactor” que actuaba adquiriendo una dimensión personal y sensible, aplicada a través de la Dirección de Protección al Aborigen. “La experiencia de la acción social directa, sumada al reiterado discurso del Estado, terminaron constituyendo una nueva identidad social, los humildes, que completó el arco popular de apoyo al gobierno. [11]

 Se puede destacar entonces, a partir de las palabras de Romero, un fuerte peso de la dimensión simbólica. Perón, con su carisma personal y siempre atento con los humildes, empleaba con ellos un paternalismocasi militar: parecía el padre del regimiento a nivel de toda la nación. Por todo esto la clase trabajadora y los humildes generaron esa necesidad de defender al único hombre del poder, que estaba junto a ellos. ... Una sola Nación... un solo proyecto político... volver a la Patria americana”, decía Perón. De su mano y la de Evita los trabajadores y sus organizaciones sindicales se constituyeron en el símbolo de un país socialmente integrado a través de la dignidad que otorga el trabajo y la producción.“Al manipular los símbolos y establecer rituales, Perón fue capaz de reforzar su imagen como líder carismático. Los rituales políticos, eran momentos en los cuales podía colocarse a si mismo y a los símbolos asociados a su persona y al movimiento en el centro de los eventos...”[12]

Cartel propagandístico del Justicialismo,
con las imágenes de Perón y su esposa, Evita.

En este marco, los aborígenes debían ser sometidos a adaptación y educación”; fue así quese autorizó al Poder Legislativo la creación de varias Colonias Granjas, cuyo número final sería de 9, en las provincias de Neuquén (1), Salta (2), Jujuy (1), Presidente Perón (Chaco) (1) y Formosa (4), ajustándose, esta ley, al Capitulo ll de la Constitución, donde decía que “hasta hace poco los aborígenes no eran contemplados como entes sociales”. La nueva Constitución había sido aprobada el 11 de mayo de 1949, transformando el tradicional inciso 15 del Art. 67, y dejando solamente la frase inicial “proveer a la seguridad de la frontera”. Se eliminaba así, el párrafo alusivo al trato pacífico con los indios y su conversión al catolicismo. De esta manera se lo estaba reconociendo como “ciudadano”, pero el riesgo de esto radicaba en la anulación de su propia cultura.

Respecto al proyecto de las Colonias Granjas, afirma Tesler que el legislador salteño Manuel Vicente López opinó que no estaba orientado con criterio americanista, ni liberador, ni tampoco a brindar medios para el mantenimiento de tradiciones y costumbres aborígenes”. El gobierno de Perón, el justicialismo, aspiraba a una homogeneización de la sociedad, a “... una sola Nación...”, según sus propias palabras, pero, en donde no entraba el aborigen, y donde podía entrar había que educarlo, integrarlo y adaptarlo.

En la lista de las Veinte Verdades del Justicialismo, una de ellas, la número 20, dice: “En esta tierra, lo mejor que tenemos es el pueblo”. Cabe preguntarnos, entonces: ¿se habrá acordado, el Gral. Perón,  de los pueblos originarios cuando formuló esta aseveración?


Conclusión

A modo de final, y como síntesis, deseo nombrar los aportes que consideré importantes hacia el aborigen durante los años peronistas:

- Comienza a tomar forma un proceso iniciado con Irigoyen, por el que se desplaza la identificación propuesta por el Estado hacia los sectores populares: a partir de ahora cobran importancia los campesinos, los trabajadores, los obreros, los descamisados, y entre ellos los pueblos originarios que se verán en cierta medida favorecidos.

-  Se concreta la entrega de tierras a las comunidades aborígenes.

-  Se aprueba el estatuto del peón, que evitará en lo sucesivo abusos sobre la mano de obra en las estancias, ingenios y obrajes. [13]

-  Los grupos aborígenes logran colocar a sus propios hombres en organismos nacionales y provinciales, quienes se harán cargo de los problemas de las comunidades y de donde surgirán los futuros dirigentes indígenas.

Como opinión personal, observo que este período se caracterizó por el énfasis en los "deberes" del estado para con los indígenas, y por la intervención estatal directa en la solución de los problemas derivados de la relación Indígenas-Nación. También me parece importante destacar la inclusión del "problema indígena" entre los “problemas sociales”, pero no puedo dejar de observar que al final de cada una de las soluciones buscadas para con ellos, continuaron relegados como habitantes del territorio argentino, durante toda la gestión del gobierno peronista.


La whipala (o huipala), bandera adoptada
por varios pueblos indígenas andinos.


[1]  J. C. Torre:
Nueva Historia Argentina. Editorial Sudamericana. Buenos Aires. 2002. 
[2] L. Cuevas: “Ahora”, en Arturo Sala: La resistencia seminal. El Malón de la Paz: historia de un largo y permanente peregrinar. Cáp. 5. Ed. Biblos. Buenos Aires. 1946
[3] C. Martínez Sarasola: Nuestros paisanos los indios. Emecé Editores. Buenos Aires. 2005.
[4] Arturo Sala: La resistencia seminal: de las rebeliones nativas y el Malón de la Paz a los movimientos piqueteros. Editorial Biblos. Buenos Aires. 2005.
[5] Ibíd.
[6] Robustiano Patrón Costas estaba propuesto como vicepresidente de la nación por la clase oligárquica, acompañado por Alfredo Palacios, del Partido Socialista Argentino.
[7] Mario Tesler: Los aborígenes durante el peronismo y los gobiernos militares. Centro Editor de América Latina. Serie “Conflictos y Procesos de la Historia Argentina Contemporánea” N.º 21. Buenos Aires. 1989. 
[8] Comisión Honoraria de Reducciones de Indios. Decreto 21/09/16. Presidencia de Roque Sáenz Peña. Decreto 15074. 27/01/43. Presidencia de Ramón S. Castillo.
[9] C. Martínez Sarasola. Ibíd.
[10] Voces de la Warmi. Publicación de la Asociación de Mujeres “Warmi Sayajsunqo”. Abra Pampa. Jujuy.  Argentina. 2007.
[11] Luis A. Romero: Breve Historia Contemporánea de la Argentina. F.C.E., Buenos Aires. 1994.
[12] Mariano Plotkin: Mañana es San Perón. Propaganda, rituales políticos y educación en el régimen peronista (1946-1955). Ariel Historia Argentina. Buenos Aires, 1993.
[13] “La sanción del Estatuto del Perón innovó sustancialmente, pues extendió los criterios peronistas al mundo rural, introduciendo un elemento público en las relaciones manejadas hasta entonces en forma paternal y privada” (Luis A. Romero, Ibid.).


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Ángel Guinda y sus valientes toques de atención

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Ángel Guinda conversando con el poeta bengalí
Subhro Bandopadhyay en Soria (abril de 2012).

(Foto
© Albert Lázaro-Tinaut)

El poeta Ángel Guinda (Zaragoza, 1948) es, además de un todoterreno de la literatura (dicho esto en el mejor sentido de la expresión y con todo el afecto que le tiene el transeúnte), un luchador. No oculta, sino que más bien manifiesta, en cualquier lugar y circunstancia, su republicanismo a ultranza, su rebeldía, presente en muchos de sus poemas, lo cual no le impide ser también un intérprete sensible del amor, la amistad, la cotidianidad, la solidaridad. 

Autor, hasta la fecha, de dieciséis libros de poesía (desde Vida ávida, publicado en 1981, hasta el reciente Caja de lava, de este 2012), de dos de aforismos, de varias traducciones, es uno de los autores más prolíficos de manifiestos poéticos: Poesía y subversión (1978), Poesía útil (1994), El Mundo del Poeta. El Poeta en el Mundo (2007) y este Poesía violenta (2012), divulgado por Ediciones Olifante de Tarazona, donde ha publicado casi toda su obra. El transeúnte le agradece la deferencia de autorizarle a reproducirlo aquí. 

La trayectoria literaria de Ángel Guinda, que reside en Madrid desde hace años, se vio recompensada en 2010 con el Premio de las Letras Aragonesas. Es, además, coautor (con Ildefonso Manuel Gil, Rosendo Tello y Manuel Vilas) de la letra del Himno de Aragón, que sonó por primera vez en el palacio de la Alfajería de Zaragoza el 22 de abril de 1989. 

Hombre profundamente querido en su tierra natal y en muchos otros lugares, fiel amigo de sus amigos, conversador cordial y persona generosa, Ángel Guinda expresa una vez más con este manifiesto su compromiso con la poesía y, a través de ella, con la sociedad en los difíciles momentos que ésta vive. 

 Albert Lázaro-Tinaut 


               «El peso de lo que pasa», poema del libro Poemas para los demás,
                                      de Ángel Guinda.* (clic para ampliar)


 Poesía violenta
Manifiesto 

Por Ángel Guinda 

El cerebro es el campo de batalla de toda transformación. La juventud ha encendido una revolución sin erre: creo en la juventud y en las evoluciones. 

Demasiada asepsia, condescendencia con la debilidad de pensamiento y del Poder, vulgaridad, verborrea, palabra hueca. Demasiada mierda y demasiada miel. Demasiados libros que apenas sirven para calzar mesas. Demasiados prosetas y muy pocos poetas.

Violencia es violencia. Pero hay una violencia negativa, cuyo objetivo es la destrucción por la destrucción; y una violencia creativa, cuyo reto es aniquilar destrucción: construir destruyendo. 

La mediocridad es violencia, brutal agresión al espíritu y al progreso. La banalidad es violencia. La incultura es violencia. La insensibilidad es violencia. Postergar el talento es violencia. El plagio es violencia. La explotación es violencia. Violencia la desigualdad, la intolerancia, la injusticia. Violencia la avaricia, la corrupción, el saqueo, la usura. También la alienación, la ausencia, la soledad, la depresión, la indiferencia, la insolidaridad. Es violencia tener que resistir para existir. Las dictaduras, el fanatismo religioso, el maltrato, el hambre y la guerra son violencia. Violencia la contaminación, la enfermedad, el dolor y la muerte. 

La verdad, la palabra, la belleza, la alegría, la emoción, el amor han de ser violencia. Violencia reactivadora de conciencias y movilización al compromiso. Violencia en la expresión y en la comunicación. 

Porque el arte ayuda al ser humano a sobrevivir, la poesía tiene que ser absolutamente violenta para contribuir a esa supervivencia. 
  

* Ángel Guinda: Poemas para los demás. Olifante, Ediciones de Poesía, Tarazona, 2009. Colección "Papeles de Trasmoz", núm. 15. 72 pp.

Fiasco de una conmemoración: el centenario del atentado de Sarajevo

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El magnicidio de Sarajevo según un grabado de la época.

Como se ha divulgado hasta la saciedad en las últimas semanas, se ha querido conmemorar en Sarajevo el centenario del atentado que el 28 de junio de 1914 costó la vida al archiduque Francisco Fernando de Austria –heredero de la corona imperial– y a su esposa, la duquesa Sofía Chotek, hecho que sirvió de excusa (o detonante) para el estallido de la primera guerra mundial.

Los medios de comunicación occidentales han dedicado más o menos espacio a esa conmemoración, pero no han hecho hincapié, sin embargo, en que fue un gran fracaso, y que los habitantes de la ciudad habían sido marginados. Sarajevo, que todavía muestra muchas cocatrices del asedio más terrible de la historia contemporánea (desde el 5 de abril de 1992 hasta el 29 de febrero de 1996, con la muerte de más de 12.000 personas y 50.000 heridos, además de importantísimos destrozos en la ciudad), y aún no se ha rehecho psicológicamente de aquella tragedia, no hubiera debido sufrir el atropello internacional de una exagerada conmemoración centanaria.

Uno de los actos conmemorativos del centenario del atentado de Sarajevo:
la colocación de una corona de laurel en el lugar del magnicidio.

(Foto © afp)

Los representantes de la Unión Europea (VIPs) que asistieron a los actos programados por ésta, “prisioneras de su tecnocracia, no tenían nada que decir sobre la historia”, y los medios de comunicación “sólo desempolvaron viejas imágenes, centrándose en el enfrentamiento franco-alemán, sin apenas evocar el complejo juego de alianzas ni el trasfondo social del drama”, denuncia el periodista francés Jacques Pilet, quien se refiere sobre todo, situándose hace un siglo, a los odios nacionalistas y la persecución de judíos, homosexuales y artistas, acusados de haber provocado la “decadencia occidental”, de la cual fueron responsables, sobre todo, los dirigentes políticos que fomentaron el odio entre países vecinos (aquellos polvos se convirtieron, en 1939, como sabemos, en lodos todavía más lamentables...).

Gavrilo Princip tras su detención.

Ese odio estuvo de algún modo presente en las celebraciones de 2014: mientras los “occidentales” recordaban casi festivamente, sin entrar en el fondo de la cuestión, el funesto atentado y sus consecuencias, los serbios rendían homenaje al autor material del magnicidio, Gavrilo Princip, miembro de la organización clandestina Mlada Bosna (‘Joven Bosnia’), que fue únicamente (y también imprevistamente) la mano ejecutora de un grupo conspirador –formado por un grupo de militares encabezado por el coronel serbio Dragutin Dimitrijević– que luchaba por la emancipación de Bosnia del Imperio austrohúngaro (no es casual que el puente sobre el río Bosna junto al que se produjo el atentado sea conocido como Puente Latino [Latinska ćuprija] por los bosnios y Puente Princip [Principov most] por los serbios, que le dieron esa denominaron en 1918 y la mantuvieron hasta 1992, cuando Bosnia y Hercegovina se independizó de la federación yugoslava).

El Puente Latino sobre el río Bosna. A la izquierda, el museo
dedicado al magnicidio, frente al lugar donde se produjo.
(Foto © Anjci)

En el texto que presentamos a continuación es muy crítico con los organizadores y los medios de comunicación internacionales y denuncia bien a las claras lo que significaron los actos oficiales del 28 de junio de 2014 para los habitantes de la ciudad.

Albert Lázaro-Tinaut


Placa junto al Puente Latino de Sarajevo que recuerda
el lugar donde tuvo lugar el atentado.
(Foto © Michael Büker)


El centenario visto por una sarajeviana

Por Zehra Sikias

Para una serajeviana como yo, las conmemoraciones del centenario han sido mucho más que una decepción. Me resulta difícil encontrar la palabra exacta para describir los sentimientos que me invadieron, pero humillación es probablemente la que predomine.

El atentado de Sarajevo tuvo lugar hace cien años y, sin embargo, Sarajevo 1914 es como si fuera ayer.

Como sarajeviana, me siento profundamente enraizada en mi ciudad. Su historia es la mía. Sus heridas son las mías. Sus cicatrices, también. Tengo, por otro lado, una identidad plural que a veces me permite verlo todo desde fuera, pero para mis citas con Sarajevo me gusta vivir en simbiosis con esta ciudad, sentirme ciudadana de esta ciudad única.

Una mujer se apresura entre las ruinas de Sarajevo para esquivar
a los francotiradores en abril de 1993, durante el asedio de la ciudad.
(Foto © Michael Stravato / AP Photo)

El 28 de junio de 2014, Sarajevo, corazón de Europa, es una de esas citas. La ciudad vuelve a ser un símbolo. Están aquí los medios de comunicación del mundo entero. Tienen lugar en Sarajevo decenas de acontecimientos culturales para evocar el centenario del 28 de junio de 1914. Los VIPs han vuelto, y muchos de ellos son los mismos que vinieron durante el asedio de Sarajevo. La ciudad, además, está invadida por extranjeros, turistas, organizadores, participantes…

Los sarajevianos, por su parte, han decidido faltar a esta cita. Muchos han preferido irse de fin de semana para dejar pasar esta fecha “explosiva”, que coincide con el Vidovdan [1], el inicio del Ramadán y el aniversario del atentado de Sarajevo. No temen incidentes, pero todos quieren alejarse del ambiente plúmbeo de los grandes discursos cínicos en los que aquí ya nadie cree.

Yo preferí quedarme, más bien por curiosidad. Me equivoqué.

Recreación casi sainetesca, en las calles de Sarajevo,
de la visita del archiduque Francisco Fernando.

Como sarajeviana, me sentí humillada por la manera como se conmemoraba un hecho tan terrible, un asesinato. Fue un centenario pomposo y caro, pero vacío de contenido y sin un mensaje claro. Un centenario organizado por los extranjeros para los extranjeros, al que la población local fue invitada meramente como muda espectadora. Un centenario financiado por la Unión Europea, que no tenía absolutamente nada que decir allí. Un centenario que presentó una carrera ciclista como evento destacado, poniendo en su cartel la imagen de la esposa del embajador de Francia, una ciclista a la que se le ocurrió esa idea, burlándose de las sospechas de favoritismo que tanto peso tienen en la selección y elección de cualquier proyecto. Un centenario que invitó a una pléyade de periodistas, artistas y personalidades francesas, cuyo colofón fue una conferencia a la que asistieron apenas diez personas… Eso pone de manifiesto el interés que individuos e interlocutores suscitaron y, por supuesto, la poca profesionalidad de los organizadores.

Una instantánea del Grand Prix de ciclismo organizado 
por la Embajada de Francia en Sarajevo.
(Fuente: BBC News Europe)

Humillada por el hecho de que el 28 de junio de 1914 fuera presentado sobre todo bajo el prisma de los nacionalismos en Bosnia y en los Balcanes, aquel “barril de pólvora”. Europa, el mundo entero, las grandes potencias, hicieron sencillamente el panoli, ya me entienden.

Humillada al escuchar a través de France Inter una versión puramente franco-francesa de la Historia, con machaconas reiteraciones sobre las divisiones entre los pueblos. Francamente, aquel día no me habría gustado nada ser serbia. Los excesos se multiplicaron. Viví el asedio de Sarajevo y soy lo que los medios de comunicación franceses insisten en denominar “una musulmana”; conocí la guerra y viví en mis propias carnes los efectos del nacionalismo serbio. Pero después de veinte años, lo que oí a través de France Inter me sublevó profundamente. ¡Que se digan las cosas tal como son!: no es cierto que todos los bosnios consideren a Gavrilo Princip un asesino, para muchos de ellos es un héroe de la liberación de los pueblos yugoslavos. Tampoco todos los serbios lo consideran un héroe que les pertenezca. Gavrilo Princip no es un héroe serbio, es sobre todo un miembro de la Mlada Bosna, un movimiento de liberación de los pueblos yugoslavos. Las cosas no son sólo blancas o negras, como se ha oído durante los actos del centenario.


Detención de Princip
inmediatamente después
del atentado.

Humillada también por haber tenido que escuchar siempre a los mismos a través de los medios de comunicación, y consternada porque nadie invitara a Zlatko Dizdarević [2], quien hubiera podido decir muchas cosas ineresantes acerca de lo que simboliza ese centenario, cuya conmemoración ha contribuido, lamentablemente, a dividir todavía más a la sociedad bosnia.

Humillada porque algunos de esos mismos periodistas ni siquiera se tomaron la molestia de aprender que el nombre de la ciudad no se pronuncia Sarajevo o Sarazhevo, sino SARAYEVO.

Humillada porque vi a decenas de “VIPs” pavonear por la ciudad. Parecía evidente que ellos eran las auténticas “vedettes” de las conmemoraciones y atraían la atención de los medios occidentales, los que “daban tono” a esas conmemoraciones que, al final, acabaron convirtiéndose en celebraciones. BHL [3] estuvo ausente de la ciudad durante los últimos quince años, y ahora que todos los medios internacionales habían desembarcado en ella, pudo hacer su show particular y lanzar la idea de recoger un millón de firmas para que Bosnia entrara en la UE… Eso no es ayudar a Bosnia, sino humillarla, considerarla una república bananera. Sin embargo, BHL no está solo en ese empeño: lo que le interesaba era su promoción personal, en todo su esplendor, de cara a la galería mundial. Fue tan triste…


Bernard-Henry Lévy.
(Foto © Patrick Kovarik / AFP)

Humillada por una organización lamentable de un festival que ha costado dos millones de euros a los contribuyentes de la Unión Europea. Comprenderán que si alguien quería asistir a un acontecimiento cultural relacionado con las conmemoraciones, tenía que estar muy bien relacionado con los organizadores, es decir, formar parte de los VIPs. No era posible comprar entradas ni en el Teatro Nacional para ver la pieza de Bernard-Henry Lévy, ni para asistir a un concierto de Amira Medunjanin [4], por ejemplo, pues todas las butacas habían sido reservadas previamente. En fin, nadie se tomó la molestia de organizar todo esto pensando en el público local…

Sin embargo, los sarajevianos fueron invitados a asistir a un concierto de la Orquesta Filarmónica de Viena a través de una pantalla gigante instalada frente a la Vijećnica [5]. Otra humillación: la mitad de la ciudad cerrada al tráfico para que pudieran desplazarse los VIPs en sus limusinas negras, mientras que los sarajevianos debían contentarse con unas docenas de viejas sillas de plástico situadas en un aparcamiento, bajo un sol de justicia. Había que sentirse muy motivado para quedarse allí… Por la noche, otra gran decepción, según quienes tuvieron la suerte de verlo, e incluso de oírlo: el espectáculo de Haris Pašović[6].


Pantalla gigante a través de la cual los ciudadanos de Sarajevo
pudieron seguir el concierto de la Orquesta Sinfónica de Viena
frente al renovado edificio de la Vijećnica.
(Fuente: The New York Times)

Humillada, en fin, por el escaso eco que ha tenido en la prensa internacional el fiasco de las conmemoraciones en Sarajevo… “Estamos invadidos por el capitalismo, la comunidad internacional, el Fondo Monetario…”, podía leerse, sin embargo, en las pancartas de un reducido grupo de sarajevianos que protestaban ante la Vijećnica el 28 de junio de 2014. Fue poco antes del tan esperado concierto y justo en frente de los platós de las televisiones. Pero las emisoras de radio lo silenciaron…

Como sarajeviana tengo que estar satisfecha, no obstante, de que mis conciudadanos hubieran entendido perfectamente las reglas del juego y se hubieran largado de la ciudad con la intención de no enterarse de nada. Es lo único que se puede hacer ante los “grandes”. Sarajevo será siempre un escenario para el teatro de los “grandes”. Ni más, ni menos.


Homenaje de la comunidad serbia a Gavrilo Princip ante
el monumento erigido en su memoria en la zona de Sarajevo
perteneciente de la Republica Srpska.
(Foto © Fehiim Demir / EPA)

Este texto, traducido del francés por Albert Lázaro-Tinaut,
fue publicado el 6 de julio de 2014 por BH Info.


[1] Festividad religiosa ortodoxa de san Vito, que serbios y búlgaros celebran coincidiendo con el 15 de junio del calendario juliano (28 de junio del calendario gregoriano). Esta fecha coincide con varios acontecimientos históricos significativos: tradicionalmente, con la batalla de Kosovo (o del Campo de los Mirlos), en 1389, en la que serbios y bosnios se enfrentaron a los ejércitos del Imperio otomano; el Tratado de Versalles, que ponía fin a la primera guerra mundial, en 1919; la constitución del Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos (Constitución de Vidovdan) promulgada por Alejandro I de Serbia, en 1921; y la ruptura entre los comunistas yugoslavos y la Unión Soviética, en 1948. 
[2] Destacado periodista bosnio, considerado uno de los expertos más solventes y respetados por su posición independiente y crítica con respecto a la guerra de Bosnia y a las diversas realidades sociopolíticas en el antiguo espacio yugoslavo.
[3] Se refiere al filósofo y escritor francés Bernard-Henry Levy. Fue uno de los primeros intelectuales que pidieron públicamente una intervención internacional en la guerra de Bosnia y denunció los abusos de los serbios en los campos de prisioneros bosnios.
[4] Joven intérprete de sevdah, la música tradicional bosnia, que ha cosechado muchos éxitos y se ha hecho célebre internacionalmente.
[5] El edificio de la biblioteca nacional bosnia, que se convirtió en uno de los símbolos de la ciudad sitiada al haber sido bombardeada y quemada por los serbios en agosto de 1992. Ahora, reconstruido, es la nueva  sede del Ayuntamiento de Sarajevo.
[6] Célebre director teatral y de cine bosnio.


Clicad sobre las imágenes para ampliarlas.


Otro esfuerzo por la supervivencia de las lenguas originarias en México

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Imagen de la conmemoración del Día Internacional de las Lenguas
Maternas en la Sierra Norte mexicana, que concentra las lenguas
 tu’tu, nakuj, tepehua, ñhañhu y náhuatl (21 de febrero de 2014).
(Fuente: Educación Contra Corriente)


El poeta y traductor nahua-hablante Sixto Cabrera González, natural de la localidad de Soledad Atzompa, en el estado mexicano de Veracruz, ha publicado su obra –parte de la cual se ha traducido al inglés, francés, portugués e italiano– en diferentes revistas y suplementos culturales de la prensa de su país, y ha participado en festivales tanto en México como en el extranjero.

En 1994 obtuvo un Estímulo para la Creatividad Artística y Cultural, otorgado por el gobierno mexicano a través del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes, y en 2009 una beca para jóvenes creadores en literatura náhuatl mediante el Programa de Estímulos a la Creación y al Desarrollo Artístico de Veracruz. En 2013 el mismo programa veracruzano le concedió otra beca en la categoría de Creadores con Trayectoria en Literatura Náhuatl.

Ahora hace llegar a este transeúnte, que se complace en reproducirla, la convocatoria de una marcha por la preservación de las lenguas indígenas, programada para el próximo mes de agosto.

Mapa de México con los porcentajes de hablantes del náhuatl.
(Fuente: Wikipedia Commons, 2009)

Marcha nacional por la preservación de las lenguas indígenas

Por la ignorancia nos han engañado más que por la fuerza.
Simón Bolívar

Amig@s escritore@s, poetas, artistas y gente interesada:

Esta carta la dirijo a ustedes en espera de su comprensión, sabedor de que a más de uno no le agradará ni como idea; pero, que respeto de antemano; esto es para hacer de su conocimiento mi atrevimiento e insistencia en la difusión y preservación de las lenguas indígenas a nivel nacional e internacional, porque forman parte primordial en el entorno de las raíces de nuestras comunidades, y esto es en sí, para que suceda
la comunicación y modos de expresión, ya que sin ellas no nos entenderíamos y porque nuestras costumbres milenarias encierran un cosmos, que lamentablemente está en riesgo de desaparecer si no hacemos algo al respecto. Porque ya sucedió en algunas comunidades de nuestra sociedad, a pesar de que la Sierra Fría de Zongolica, de donde provengo, es considerada una zona indígena y sus habitantes eran en su mayoría hablantes de la lengua náhuatl, nos encontraremos con comunidades que
ya no son bilingües, pues se les ha impuesto el castellano, al grado de sentirse avergonzados. Por ello, mi atrevimiento a realizar una marcha por todo el territorio nacional, pues para nadie es un secreto que otras lenguas para desgracia de nuestro patrimonio cultural han desaparecido y otras están en peligro de extinguirse. Mi única intención es y será durante el recorrido promover y difundir nuestras lenguas y sensibilizar a los no hablantes de las lenguas en las grandes ciudades. Y en otra gran parte, sensibilizar a nuestra propia gente para que sepa apreciar su origen, y que son ellos quienes en su afán de dominar el habla del castellano van perdiendo sus raíces culturales, usos y costumbres.

El activista Irwin Sánchez enseñando la lengua náhuatl en Nueva York.
(Fuente: Organización Mano a Mano)
Quienes estamos escribiendo en alguna de nuestras lenguas vivas, nos esforzamos aportando nuestro granito de arena por preservar nuestra lengua, esa hermosa palabra florida que nuestros abuelos nos heredaron, desde pequeños; pero, lamentablemente, a los escritores en lenguas indígenas pareciera que se nos puede contar con los dedos, somos muy pocos a pesar de los miles de hablantes. Mentiría si les dijera que en mi pueblo, a pesar de que desde el vientre de nuestras madres escuchamos las palabras hermosas en náhuatl y después crecemos hablándola, no sabemos ni la escritura; esto, a pesar de que supuestamente la educación básica es bilingüe, que nada tiene de bilingüe. Solamente es letra muerta.

Por ello, los nativos y gente hablante de otras lenguas debemos impulsar nuestros usos y costumbres, desde el punto de partida de nuestras lenguas vivas y ya no permitir que mueran más, quienes la escribimos debemos a la vez impulsar nuevos talentos. No hay que apagar la luz de otro para que brille la nuestra…, reza la frase de Mahatma Gandhi.

Recuerdo que cuando empecé a escribir en 1994, sólo algunos sobresalían por tener acceso a publicaciones. Y quienes no, moríamos en el intento. Muchos se quedaron. Ahora debe ser lo contrario a nuestra egolatría, debemos multiplicarnos para que nuestras lenguas sobrevivan en un mundo globalizado.

Por tanto la salida dará inicio en la Congregación de Atzompa, municipio de Soledad Atzompa, Veracruz, ubicado en la inmensa Sierra Fría de Zongolica, el día 11 de agosto del año en curso a las 10:30 a.m., recorriendo primero el sur para bordear al centro yendo al norte, para regresar al centro del país. Esto se traduce en lecturas en plazas públicas, casas de cultura, autobuses, universidades, presentación de libros, etc., donde se abra un espacio con la única intención de difundir la lengua de nuestros ancestros.

Partiré con las manos vacías y con los bolsillos llorando, es decir, sin dinero, pero estoy seguro que sabré lidiar con ello. Sé que no me faltará un piso para dormir, un taco que compartir, y mucha palabra que dar a conocer. Por lo que, qué más agregar. Me guío por la necesidad de contribuir a que la lengua milenaria, la de los tlacuilos no se decrete algún día muerta a falta de hablantes, que siga presente y cobre fuerza para seguir sobreviviendo a pesar de que la globalización nos orilla, nos arrincona, aquí, donde desde tiempos remotos se nos ha desplazado.

Quiero adelantar que no seré el poeta que con este movimiento pretende lograr mucho, porque no sé aún lo que suceda. Sólo espero que sin egolatrías sumemos esfuerzos con la finalidad de que logremos rescatar nuestras lenguas vivas del destino que les espera. Adelantar también que no tengo preparación académica, sino que soy un autodidacta que nació hablando la lengua materna por herencia de los abuelos.

Sea pues todo esto en favor de nuestras lenguas indígenas. Y desde ya, agradecer a todos aquellos que están en espera de la fecha. Y alistándose para programar algo en su lugar de residencia. De antemano, muchísimas gracias a todos ustedes.

Fraternalmente,

Sixto Cabrera González, poeta náhuatl

Soledad Atzompa, Veracruz, México.


Este diccionario, editado por Foroxd, se puede descargar
gratuitamente a través de este enlace.


De los desastres de la guerra

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Uno de los 82 grabados de la serie Los desastres de la guerra
de Francisco de Goya, realizados entre 1810 y 1815 y editados 
por primera vez en 1863.

El transeúnte pretende ir publicando en esta bitácora una serie de entradas con textos en los que se narren, con mayor o menor crudeza, las atrocidades las guerras, que es quizá donde los seres humanos mejor demuestran aquello de que “el hombre es un lobo para el hombre”, expresión que utilizó por primera vez el comediógrafo latino Plauto dos siglos antes de nuestra era [1]. Se valdrá para ello tanto de lo que los historiadores denominan fuentes primarias (relatos de primera mano escritos por protagonistas u observadores in situ) como fuentes secundarias (las de los propios historiadores, periodistas u otros autores que, sin haber sido testigos de los acontecimientos, hayan investigado sobre ellos).

Prisioneros de un campo de concentración soviético 
sometidos a trabajos forzados por el régimen estalinista 
después de la segunda guerra mundial.

Las guerras han sido un contiuum en la historia de la humanidad desde los tiempos más remotos, hasta el punto de que resultaría muy difícil, si no imposible, encontrar en el mundo auténticos períodos de paz global, por breves que fueran. Las guerras, además, no concluyen con el fin de los enfrentamientos armados, sino que prosiguen durante las posguerras: venganzas, vejaciones, juicios sumarios, ejecuciones, encarcelamientos, reclusión en campos de concentración o reeducación, trabajos forzados a los que se solía (y se suele) someter a los denominados “presos políticos”, es decir, a los perdedores, deportaciones, etc. A veces, incluso, las posguerras no son más que treguas entre dos conflictos (podría considerarse así el período entre las dos guerras mundiales, durante el que Alemania e Italia estuvieron planeando resarcirse de su derrota en la primera, utilizando la guerra civil española para la experimentación de nuevos armamentos). 

Presos políticos españoles formando en el patio 
del penal de Ocaña en 1952.
(Foto © Jaime Pato)

En la España de los últimos dos siglos (por no retroceder más en la historia) tenemos buenas pruebas de crueles posguerras, entre ellas los años que siguieron al “fin” de la guerra civil (1939): los triunfalistas "XXV Años de Paz" que proclamó a los cuatro vientos la propaganda del régimen franquista en 1964 ocultaban deliberadamente las atrocidades cometidas tras la victoria de las “tropas nacionales” (los sublevados contra la República en 1936): miles de prisioneros hacinados en cárceles infectas, en condiciones atroces, donde morían hombres y mujeres en condiciones infrahumanas (una de esas víctimas fue, precisamente, el poeta Miguel Hernández, en 1942); presos sin sueldo y con alimentación muy deficiente obligados a trabajar durante larguísimas jornadas en obras públicas (el Valle de los Caídos fue construido, en gran parte, por presos políticos); juicios sin defensa y ejecuciones sumarias, entre otras la del expresidente de la Generalitat de Catalunya Lluís Companys, refugiado en Francia, detenido por la Gestapo durante la ocupación alemana y entregado a las autoridades del régimen; extraños “accidentes fortuitos” en las comisarías de policía, donde se torturaba, y “suicidios de detenidos” que supuestamente se arrojaban por las ventanas de los edificios policiales… Añádase a eso la lucha del maquis, la guerrilla antifranquista que continuó combatiendo en los montes hasta mediados de la década de 1960, y consiguió incluso invadir el Valle de Aran en 1944 y establecer allí un muy efímero régimen republicano. Podrían añadirse muchos otros desmanes, además de una fuerte represión.

Hasta el 11 de septiembre de 1945, 
el saludo fascista “a la romana” 
fue obligatorio, impuesto por Falange 
Española, en todo el territorio español.

Jorge Semprún dijo hace unos años en una entrevista [2] que "la guerra es la ocasión histórica masiva de hacer el mal y justificarlo”. El escritor austriaco Karl Kraus afirmó, con su especial vena satírica, que “las guerras empiezan porque los diplomáticos mienten a los periodistas y luego se creen lo que leen”. Y el poeta francés Paul Valéry escribió, muy juiciosamente, que “la guerra es una masacre entre gentes que no se conocen para provecho de gentes que sí se conocen pero no se masacran”.

Sobre la guerra se ha escrito y teorizado mucho, y sobre las guerras, más. En este sentido tiene plena vigencia la aseveración de que la historia que explican los vencedores es la que luego se divulga a través de las escuelas y la propaganda, de modo que esa evidente parcialidad se acaba convirtiendo, para la mayoría de la población de un país, en la única verdad (la verdad “oficial”).

Un cruento episodio de la guerra civil estadounidense (1861-1865).

Un clásico en la materia, el militar prusiano de principios del siglo XIX Carl von Clausewitz, dice en su ensayo De la guerra [3], sin cortarse un pelo, que la guerra es “la continuación de la política por otros medios”. Por aquella misma época, el político saboyano Joseph de Maistre, con un refinamiento atroz, afirmaba en un libro titulado Las veladas de San Petersburgo[4] que “la guerra es divina en la gloria misteriosa que la rodea y en el atractivo no menos explicable que nos lleva hacia ella. La guerra es divina por la manera como se produce independientemente de la voluntad de los que luchan. La guerra es divina en sus resultados, que escapan absolutamente a la razón”. El tiempo, evidentemente, da la razón al primero y hace que nos riamos del segundo. Y dejaremos aquí las citas, que podrían ser innumerables.

La batalla de Isandhlwana (1879), durante la guerra anglo-zulú 
en la colonia británica de Natal (Sudáfrica), una de las muchas 
guerras coloniales que tuvieron lugar entre los siglos XIX y XX. 
(Pintura de Charles Edwin Fripp)

Las guerras suelen calificarse: mundiales, civiles, religiosas o de religión, santas, expansionistas, de conquista, de unificación nacional, de liberación, de independencia, de sucesión dinástica, de castigo, preventivas, coloniales, poscoloniales, de secesión, de posiciones (o de trincheras), relámpago, nucleares…, y pueden ser también sucias, campales, sin cuartel, frías, sordas, psicológicas, sociales, electrónicas, y hasta galanas, totales, económicas, financieras, comerciales, de precios, de nervios, espaciales, de las galaxias, etc. Sin embargo, hay hermosas guerras literarias donde la violencia es sutil,  bastante inocente y hasta entrañable, como por ejemplo la que se narra en la novela La guerra de los botones, del escritor francés Louis Pergaud

Hay guerras mitológicas (como la de Troya, que tan bien detalla Homero en la Ilíada, desencadenada por la disputa de una mujer, Helena). También hay conflictos armados ridículos o inverosímiles, como la guerra del Fútbol, que enfrentó a El Salvador y Honduras en julio de 1969. Y enfrentamientos eternos en el Próximo Oriente… que se repiten desde hace 5000 años.

El rapto de Helena por Paris 
(pintura de David Hamilton, 1784), 
desencadenante, según Homero, 
de la guerra de Troya.

Entre los textos que se publiquen en esta bitácora habrá versiones que el lector deberá considerar si responden a la realidad, si han sido falseadas o si pertenecen al ámbito de la ficción, según la personalidad de cada autor (sobre quien el transeúnte dará los datos básicos) o su sentido común. La pretensión, en cualquier caso, es invitar a la reflexión a partir de las informaciones que se reciben todos los días, a través de los medios de comunicación, de conflictos bélicos (casi siempre manipuladas y partidistas) y las fuentes que las han transmitido, sometidas, como es bien sabido, a poderosos intereses políticos, ideológicos o económicos.

El transeúnte (que no es, ni mucho menos, un especialista en el tema, pero desea saber más investigando y debatiendo) es consciente de que toca un tema delicado y polémico, por lo que le gustaría que a partir de sus entradas los lectores expresaran sus opiniones para que se estableciera un debate. Difícilmente de ese debate se podrán sacar conclusiones, pero podría resultar enriquecedor poner sobre la mesa distintos puntos de vista, si se expresan con espíritu constructivo. Y, que quede claro, se prescindirá de posiciones ideológicas al elegir a los autores de los textos.




[1] Titvs Maccivs Plautvs:
Asinaria, II, 4, 88.
[2] M. José Diaz de Tuesta: "Jorge Semprún, escritor: 'El hombre sólo puede asimilar la esencia del mal a través de la ficción'", en El País, Madrid, 6 de mayo de 2003, p. 38.
[3] Carl von Klausewitz: Vom Kriege (1832-1834). Versión española: De la guerra. Traducción de Carlos Fortea Gil. La Esfera de los Libros, Madrid, 2005.
[4] Joseph de Maistre: Les Soirées de Saint-Pétersbourg ou Entretiens sur le gouvernement temporel de la Providence (1821). Versión española: Las veladas de San Petersburgo o Convenciones sobre el gobierno temporal de la Providencia. Traducción de Luis Blanco Vila. Editorial Torre de Goyanes, Madrid, 2001.


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De los desastres de la guerra: “El general Pitiminí” y unos retazos de memoria histórica

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Como decía este transeúnte en el post introductorio a la serie de textos que hoy inicia, las guerras no concluyen con el fin los enfrentamientos armados, sino que prosiguen durante las posguerras. De la posguerra civil española trata esta entrada.

Portada del primer número 
del semanario ¡Hola! (1944).

El 8 septiembre de 1944, hace hoy exactamente setenta años, se publicó en Barcelona el primer número del “semanario de amenidades” ¡HOLA!, revista pionera –pese al antecedente que supuso la “frívola” Blanco y Negro (1891-2002), que desde 1988 se convirtió en suplemento semanal del diario ABC– de lo que se denominaría “prensa del corazón” (o "prensa rosa"). Sus fundadores anunciaron que aquella nueva revista recogería “la espuma de la vida”. Sucia y ensangrentada espuma, sin duda, la de aquella época.

Cinco días antes había muerto el arzobispo de Burgos, Manuel de Castro Alonso, quien el 1 de octubre de 1936 bendijo en aquella ciudad la proclamación de Franco como “Caudillo de España por la gracia de Dios”. Las prisiones estaban repletas de presos políticos y las cunetas de muchas carreteras guardaban (y guardan aún) los restos de miles de represaliados asesinados durante la guerra y la primera década de la posguerra.

El arzobispo Castro Alonso ante Franco y otros jerarcas golpistas 
durante un acto de homenaje de Falange Española y de la Iglesia 
católica al “Generalísimo” en Burgos (1 de octubre de 1938).

Dos años y medio antes había terminado en la prisión de Alicante el infierno vital del poeta Miguel Hernández, “arcángel de una gloria terrestre que cayó en la noche armado con la espada de la luz”, como lo definió Pablo Neruda.

Siempre es buena la ocasión de recordar al poeta y a otros que perdieron la vida por mantenerse fieles a la legalidad democrática, aplastada por un golpe de Estado militar en 1936. Aunque sea aludiendo a “acontecimientos” que sólo en parte tuvieron que ver con ellos. Hay un largo poema poco difundido atribuido Hernández (y es muy probable que lo escribiera él, por su estilo inconfundible y también porque se decidió incluirlo en su Obra Completa*). Poco lírico, cierto, pero sí muy contundente, donde descarga mucha rabia contenida. Además del poema, se atribuye falsamente a Miguel Hernández la autoría de la caricatura que encabeza esta entrada.

Miguel Hernández leyendo poemas suyos 
en la radio durante la guerra civil, antes 
de ser detenido en 1939 y encarcelado.

Quizá este revoltillo de noticias posbélicas sirva para remover una vez más –es necesario persistir en la tarea– el laberinto de la memoria histórica en España, y para recordarnos que hubo una generación que no sólo “disfrutó” de la espuma de la vida (es decir, de los asuntos inherentes a un mundo exclusivo muy alejado de la verdadera realidad del país, aunque incluyera pinceladas de popularidad más o menos folklórica), sino que además tuvo que vivir de rodillas.


El general Pitiminí

Tu famosa, tu mínima impotencia,
desparramar intento
sin detener el paso ni un instante.
Para lo tal, me apeo en mi paciencia,
pulso un acordeón llorón de viento
y socarrón de voz, y ya es bastante.


Tu cornicabreada decrepitud purgante
exige estos reparos de escritura,
y con ellos ayudo a someterte,
no al manicomio al tonticomio oscuro
que tu idiotez sin mezcla de locura,
pide hasta que la muerte
venga a sacar tu vida de este apuro.

Llevas el corazón con cuello duro,
residuo de una momia milenaria
concurso de idiotas,
que necesita la alabanza diaria
y descosido en la alabanza explotas.

Cocodrilito pequeñito, ñito,
lagartija de astucia,
mezquina subterránea, con el rabo marchito,
y la mirada alcantarilla sucia.

Tarántula diabética y escuálida,
forúnculo político y gramático,
republico de triste mierda inválida,
oráculo, sarcófago enigmático.

Demócrata de dientes para fuera,
altares solicita tu zapato.
No hagas más reflexiones de topo y madriguera
en tu conejeril rincón de mentecato.

Humo soberbio, sapo que te hinches
cuando oyes un piropo:
disuélvete en berrinches
resuélvete, desaparece, topo.

España no precisa
tu vaciedad de calabaza neta,
tu mezquindad que duele y que da risa,
tu vejez inconcreta,
venenosa, indecisa.

No te toca la sangre de los trabajadores,
sus muertes no salpican tu chaleco,
no te duelen sus ansias, ni su lucha,
tu tiniebla trafica con sus puros fulgores
su clamor no halla en ti ni voz, ni eco,
tu vanidad tu mismo ruido escucha
como un sótano seco.

Hay ojos que derraman raíces amorosas.
Sobre tus ojos tienes
uñas que a hacerse dueñas de las cosas
avanzan por tus sienes.

Necesitan incienso e incensario
tu secundaria vida,
tu corazón de espino secundario,
tu soberbia de zarza consumida.

Sobre tu pedestal o tu peana,
monumento de oficio,
cuando su salvación está cercana
quieres llevar un pueblo al precipicio.

Te rebuznó en el parto tu madre, y más valiera
a España que jamás te rebuznara
con esa cara de escobilla fiera,
de vieja zorra avara.

No llevarás mi pueblo al precipicio,
dictador fracasado, rey confuso,
y caerás por la punta de una bota
sobre tus flacos días puesta en uso.


                                (Valencia, 28 de febrero de 1937)


Adoctrinamiento falangista después de la guerra civil española.


* Miguel Hernández: Obra Completa. Edición a cargo de Agustín Sánchez Vidal y José Carlos Rovira. Editorial Espasa Calpe, Madrid, 1992, páginas 668-670. 
(Cfr. www.sbhac.net/Republica/Relatos/Pitimini.htm)

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